El bilbi mayor, identificado a menudo con el Conejo de Pascua australiano, es el único marsupial representante de su familia que aún persiste. Omnívoro, con grandes orejas y bolsa orientada hacia atrás, habita en el desierto australiano y tiene un valor cultural y ecológico muy significativo. Sin embargo, tan solo se encuentra en un 20% del espacio que ocupaba inicialmente. Su declive, además, está reduciendo el conocimiento del marsupial entre la comunidad indígena, así como las prácticas de su mantenimiento. Las poblaciones de bilbi mayor que viven en hábitats salvajes a menudo son gestionadas por agentes rurales indígenas, mientras que unos seis mil ejemplares viven en santuarios cercados, islas y zoológicos.
Un equipo internacional ha secuenciado el genoma de dos especies de marsupiales bilbi, una de ellas ya extinta. Los datos han permitido desarrollar una herramienta para evaluar de forma más rápida y eficiente las poblaciones naturales de la especie que aún persiste, para evitar su extinción. Los resultados del estudio suponen un avance importante en los campos de la genómica y la evolución, así como para la conservación de las especies.
El estudio ha sido liderado por la Universidad de Sídney en Australia, en colaboración con diversos centros de investigación, mayormente australianos, y ha sido llevado a cabo en colaboración por investigadores, guardabosques indígenas australianos y gestores conservacionistas. En el equipo internacional de investigación también han participado Aurora Ruiz Herrera y Laia Marín Gual, investigadoras del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología y del Instituto de Biotecnología y Biomedicina (IBB), dependiente de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
La investigación se ha centrado en el bilbi mayor (Macrotis lagotis), marsupial también conocido como ninu por la comunidad indígena australiana de Kiwirrkurra, a la que está altamente vinculado.
El estudio ha secuenciado el primer genoma de bilbi mayor a nivel cromosómico y también gran parte del genoma del bilbi menor, especie que se extinguió en 1931. El primero se ha obtenido de un ejemplar procedente de un zoo y el segundo, del cráneo de un ejemplar de 1898.
Los investigadores destacan que el genoma de referencia del bilbi mayor es uno de los genomas de marsupiales de mayor calidad hasta la fecha.
La comparación del genoma con la secuencia de ADN de múltiples individuos procedentes de distintas regiones y hábitats ha aportado información detallada sobre su biología única, como, por ejemplo, comprender qué les confiere su olfato singular y cómo sobreviven en el desierto sin beber agua, y ha permitido comprobar los beneficios genéticos que proporciona la mezcla de distintas poblaciones (en cautividad y salvajes). Esta medida, que se tomó para incrementar la variabilidad genética del bilbi mayor, se ha visto que garantiza su potencial adaptativo y su supervivencia a largo plazo.
Los datos genómicos han servido a los investigadores también para desarrollar y poner a punto una innovadora herramienta basada en SNPs (polimorfismos de un solo nucleótido, es decir, pequeñas variaciones en la cadena de ADN). Esta herramienta permite averiguar la distribución y movimiento entre poblaciones del marsupial o la relación de parentesco entre ejemplares con el objetivo de apoyar a las comunidades indígenas en la conservación de esta especie.
A diferencia de las medidas que se usaban previamente, que dependían de la captura y recogida de tejido directamente de los animales, esta nueva aproximación permite analizar las variaciones genéticas de cada individuo a partir de sus excrementos, lo que facilita notablemente la recogida de muestras y reduce su coste.
«La aplicación de esta nueva herramienta facilita una evaluación ecológica apropiada tanto de las poblaciones en cautividad como de las salvajes y un mejor conocimiento de la diversidad genética de las diversas poblaciones», señala Aurora Ruiz Herrera, directora del Grupo de Genómica Animal de la UAB. «Este avance representa un gran paso hacia la conservación efectiva del bilbi mayor y demuestra el poder de la genómica en la protección de las especies amenazadas», destaca la investigadora.
El equipo de investigación ha sido liderado por especialistas de la Universidad de Sídney, incluyendo a Carolyn J. Hogg y a Emma Peel. También han participado especialistas de de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), la Universidad de Australia Occidental, la Universidad de Adelaida, el Museo del Sur de Australia en Adelaida y el Museo Australiano de Sídney, además de la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos, y la Universidad Autónoma de Barcelona.
El estudio se titula «Extant and extinct bilby genomes combined with Indigenous knowledge improve conservation of a unique Australian marsupial». Y se ha publicado en la revista académica Nature Ecology & Evolution.
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