Hace once días manifesté mi extrañeza sobre el silencio de Miguel Ángel Yunes Linares en relación a los problemas judiciales que enfrentan sus hijos Miguel Ángel, senador electo y Fernando, diputado también electo. El primero está en Miami, Florida, con un amparo en el bolsillo. Fernando por su parte tiene dos órdenes de aprehensión y está en calidad de prófugo.
“Algo trama el exgobernador. No es normal en él este sospechoso silencio y menos cuando se trata de ataques contra sus hijos”, apunté y la respuesta llegó este lunes.
En conferencia de prensa en Veracruz, Yunes Linares denunció que sus hijos son perseguidos políticos del gobernador Cuitláhuac García Jiménez; de un representante de la gobernadora electa Rocío Nahle (aunque no dio el nombre) y de la fiscal estatal Verónica Hernández Giadáns. También los persiguen la titular del Poder Judicial, Aurelia Jiménez; la fiscal de Investigaciones Ministeriales, Marcela Aguilera Landeta; cinco fiscales, seis jueces, además de secretarios, actuarios y diez elementos de la Policía Ministerial.
“Tenemos los nombres de todos” dijo y de inmediato desenvainó la espada.
“Esto es claramente una agresión personal, no un acto de justicia. Por eso, en su momento, pasaré las facturas. Y lo haré yo, nadie más. Reitero, es una agresión personal y así la registro. Nunca me he metido con los hijos de un adversario. Es una bajeza. Se metieron con los míos y aunque sea lo último que haga en la vida, se los cobraré a todas y a todos los agresores. No tengan duda. Nada es para siempre, tampoco el poder”, sentenció.
Agregó que interpuso dos demandas penales contra Cuitláhuac; una por incumplimiento de un deber legal y otra por abuso de la fuerza pública. Ésta en relación a los hechos ocurridos en Totalco donde elementos de la Fuerza Civil mataron a dos campesinos.
Y vino el desatinado revire del gobernador.
En lugar de decir algo así como: “No tengo ningún comentario que hacer en relación a las acusaciones y amenazas que lanzó mi antecesor” con lo que hubiera salido muy bien librado, le ganó la soberbia y por enésima vez se soltó de la lengua al manifestar: “Son puro show las supuestas denuncias de Yunes Linares en mi contra… Y yo al show no me presto”.
¿Seguro que el choleño es puro show?
Si Cuitláhuac piensa que Miguel Ángel es Rogelio Franco Castán al que mandó detener de manera injusta, arbitraria e ignominiosa, ante el espanto e impotencia de sus hijas menores de edad. O si cree que es un remedo de Tito Delfín al que también ordenó detener delante de una sus hijas, qué perdido anda el pobre.
Hace casi 500 años el político, escritor y filósofo florentino Nicolás Maquiavelo, escribió en su libro el El Príncipe un párrafo que dice palabras más, palabras menos: “Si derribas a tu enemigo asegúrate de que no se levante, porque si lo hace él te derribará y nunca volverás a levantarte”.
Si le preguntas a Cuitláhuac lector, quién es Maquiavelo, seguramente te dirá que es un peligroso jefe de plaza autor de varios desmanes en Veracruz “pero ya andamos tras sus pasos y pronto lo llevaremos ante la justicia”.
Pero Yunes Linares conoce la vida de Maquiavelo, se sabe El Príncipe de memoria y ha llevado a la práctica sus enseñanzas, incluso con un toque muy personal.
Hace once días escribí que el exgobernador es un rencor vivo y no faltó quien me dijera: “Te quedaste corto”.
Si como todo parece indicar, Cuitláhuac entrega su sexto informe el 18 de agosto y al fin se larga el día 31de ese mes, quedará a expensas de un sujeto que, si bien carece de un cargo público de relevancia, sigue siendo muy poderoso y no descansará hasta derribarlo.
Y ya en el suelo, quién sabe cómo le vaya a ir al honesto y honrado ingeniero mecánico electricista.
Tiene razón Yunes cuando asegura que el poder no es para siempre. Y ese poder lo añorará quizá hasta las lágrimas Cuitláhuac García, cuando hasta sus amigos del alma le den la espalda. Que no falta mucho.
Pero esa conseja la debe repetir el propio Miguel Ángel cuando se mire al espejo. Porque en efecto el poder no es para siempre y nadie, ni él, lo tiene en exclusiva.
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