Es de dominio popular que la fiscal de Veracruz continúa en proceso de evaluación por Rocío Nahle. Si bien es cierto que la teórica autonomía del cargo le impediría ser impulsada por “alguien”, la realidad es que siempre se le vinculó a un personaje “non grato” para la gobernadora electa.
También es de dominio popular que la extitular de Energía consideró que la fiscal no actuó de buena manera en el caso de Miguel Yunes Márquez. Para Nahle, la abogada del estado se ralentizó en el proceso.
La gobernadora electa aún medita si permite que Verónica Hernández permanezca en el encargo, pues por encima de todo (también) desea la menor presencia de personas vinculadas a Cuitláhuac García Jiménez.
Aunque la Fiscalía no debería (ni debe) compararse con encargos en el gobierno, quienes hasta el momento repetirán con Nahle son algunos de los pocos funcionarios que “sacaron la cara” ante el gris trabajo de García… la misma gobernadora electa los eligió, y no ha decidido lo mismo con Hernández.
El periodo de Verónica Hernández es por 9 años (finaliza en el 2029); sin embargo, siguiendo la forma en que se mueve la política en nuestro país, el fiscal en turno necesita el apoyo del gobierno entrante para continuar en el cargo, así lo dicta nuestra habitual tragicomedia mexicana.
En México no hay fiscal estatal que pueda mantenerse en su encargo sin el apoyo de la gobernadora (o gobernador), o bien, en el caso de la República, sin la anuencia del Ejecutivo ¿Lo obtendrá Hernández de Nahle? Veremos.
X: @aaguirre_g
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