Ahora que hay tanta preocupación por, supuestamente, mejorar a la justicia federal, también deberían sacudir y sanear la procuración de justicia en todos los estados.
El Poder Judicial de la Federación, representado por la Suprema Corte de Justicia, más o menos ha sido independiente en los últimos lustros, y ahora que los ministros quisieron ejercer independencia total… están por desaparecerlos junto con magistrados y jueces.
Pero en las fiscalías, la General de la República y las estatales, la procuración de justicia está peor que las áreas de impartición de justicia.
Para empezar, no ha habido presidente o gobernador que no haya querido controlar a las fiscalías y actualmente en el 99% de los casos es así.
El presidente López Obrador, como sus antecesores, puso al fiscal general Alejandro Gertz Manero, quien sin disimulo hace lo que le ordena el Ejecutivo, olvidándose de la supuesta independencia.
En los estados sucede lo mismo, salvo en Nuevo León, en donde el gobernador Samuel García tiene en contra al fiscal. En Guerrero había una fiscala surgida de las filas militares, pero la gobernadora Evelin Salgado ya se la sacudió.
El gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, también tiene un pleitazo con el fiscal Uriel Carmona, al que incluso han encarcelado.
Ningún presidente ni ningún gobernador ha querido tener un fiscal que no sea de su confianza por dos razones principales: los utilizan para perseguir a sus enemigos o para aplicar la gracia a los amigos, y porque no quieren a alguien independiente que pueda terminar por investigarlos a ellos o a sus colaboradores.
Por eso no hay fiscales independientes y por eso, aunque sus periodos sean más allá de lo que dura el del gobernador que los puso, el que llega los quita.
Aquí veremos eso dentro de poco. La actual fiscala general, Verónica Giadáns, debería tener lista toda la documentación administrativa para que no le agarren las prisas cuando le llegue la atenta petición para que renuncie.
Su salida es tan evidente que, aseguran en fuentes de Morena, no podrá quedarse en la Fiscalía ni aunque salga avante en el caso de los Yunes azules.
Ya hemos dicho que Rocío Nahle es muy desconfiada y no puede confiar en alguien que es tan allegada al exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, de quien prometió, porque la traicionó, lo haría salir de Veracruz y lo ha cumplido.
Además, tendría reportes de cómo ha sido manejada la Fiscalía en casos especiales.
Señalan en Morena que la fiscala ha buscado, en varias ocasiones, reunirse con la Gobernadora electa y que una y otra vez su petición de audiencia no ha sido atendida.
Así que no pasando mucho tiempo veremos que en Veracruz cae otro fiscal apenas llegue un nuevo gobernador, que en esta ocasión será gobernadora.
Así las cosas, responde a esta pregunta estimado lector: ¿si el gobierno decide también meterle mano a las fiscalías, para supuestamente mejorarlas, será a través de una reforma real o una descafeinada?
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