Qué paquete aceptó el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued. En la Secretaría de Gobierno le tocará recibir, en la posición número 2 de la administración, un estado con inseguridad y políticamente revuelto tras las elecciones.

No sería extraño que llegue a la disyuntiva de hacer lo que conviene para su jefa o no hacerlo porque no encuadra en sus convicciones.

Por lo pronto la campaña dejó ánimos caldeados y la palabra venganza flota en el aire del mundo político veracruzano. ¿Quiénes serán los escogidos para pagar las facturas y quiénes operarán lo que tenga que hacerse para ajustar cuentas?

Por lo demás, el adelantado nombramiento de Ricardo Ahued, quien hasta dentro de casi medio año asumirá el cargo de secretario de Gobierno, tiene diversas lecturas.

Una es que termina de borrarse todo lo que huela a Cuitláhuac García Jiménez. Ningún colaborador o excolaborador ligado directamente al actual Gobernador ocupará un puesto clave con relación a la gobernabilidad y decisiones de importancia política.

No estarán en la Secretaría ni en la Subsecretaría de Gobierno, solo serán un voto en el Congreso local pero no tendrán acceso a los alcaldes ni al presupuesto legislativo y más temprano que tarde habrá cambio en la Fiscalía del Estado.

También, por razones de vencimiento del periodo, llegará no dentro de mucho el cambio en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia.

El próximo año, si bien les va, una que otra creación de Cuitláhuac podrá proponer para las alcaldías de sus pueblos, pero a ver si les hacen caso. Lo que se ha visto es que Rocío Nahle desconfía de todo y de todos y en cuestión de candidaturas ella decide.

Ahued fue «masticado pero no tragado» por la gente de Cuitláhuac, así que, llegado el momento, el aún alcalde de Xalapa sin compromiso alguno podrá hacer lo que corresponda para que la nueva administración estatal castigue a uno que otro que hizo de las suyas en el lapso de 2018 a este año.

Ya sentado en la oficina que está frente a la que ocupará su jefa, quién sabe cómo actúe y cómo dejen actuar al futuro secretario de Gobierno.

Por ahora puede decirse que trate de verse en el espejo del defenestrado extitular de esa área, Patrocinio Cisneros, por aquello de la imposición de funcionarios y constructoras, así como las presiones para lograr respaldos en futuristas proyectos políticos, o incluso disponer cerrar todo el centro de Xalapa para apropiarse (y disfrazarse) de la festividad del Día de Muertos.

Por lo demás, el tempranero nombramiento sirve para darle la vuelta a la hoja a los sorprendentes (por decirlo de alguna forma) resultados del pasado día 2 de este mes y que no sean tema las impugnaciones, sino los pros y contras de los que serán los nuevos funcionarios.

El pero de ese nombramiento tan adelantado es que Ahued (y otros a partir de muy pronto) estará sometido a un golpeteo de casi medio año. No faltará (de hecho ya es así) quien pretenda meter zancadillas para tirarlo.

Medio año es mucho tiempo, a ver si algún integrante del adelantado gabinete termina sucumbiendo ante lo que puedan hacer envidiosos, resentidos o simples poseedores de información no conocida hasta ahora.