El comisionado estatal de seguridad, José Antonio Ortiz Guarneros, confirmó que no existen elementos para suponer secuestro exprés contra el obispo de la diócesis de Chilpancingo, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza.

“Las evidencias que hay en el caso ya se las dimos a la fiscalía. Hasta donde sabemos entró voluntariamente al hotel, con una persona del mismo sexo, y esa persona después se retiró”, declaró el jefe policiaco a la prensa.

Dijo que no cuentan con más datos porque en el momento que recogían información llegaron los elementos de la Fiscalía General del Estado y tomaron el control de la escena.

No sabemos, insistió el comisionado, cuáles son las bases de la fiscalía para sugerir que la desaparición del obispo de Chilpancingo, se trató de un secuestro exprés.

“Los que están en la política están tratando de aprovechar esto para denostar el actuar de la seguridad en el estado”, dijo el comisionado.

El primero que puso en duda el secuestro exprés fue el secretario de gobierno en funciones de gobernador, Samuel Sotelo Salgado, al revelar que el obispo fue visto por última vez en una pizzería del municipio de Emiliano Zapata, donde se reunió con un trabajador de ese negocio.

“Los datos objetivos que se tienen es que hubo dos retiros, de dos cajeros, uno en la mañana del sábado y otro en la tarde-noche, pero no hay testigo o cámara (de video vigilancia) que haya visto que lo hayan privado de la libertad como tal, salvo lo que haya obtenido la fiscalía el día de hoy”, dijo Sotelo Salgado.

Los primeros exámenes toxicológicos practicados al prelado arrojaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en el cuerpo de monseñor, de acuerdo con el reporte médico de egreso voluntario, al cual EL UNIVERSAL tuvo acceso.

Su ingreso al nosocomio, conforme a la bitácora oficial, fue a las 10:00 horas del domingo 28 de abril luego de ser encontrado “en establecimiento público, con deterioro neurológico a expensas de estupor, sin pertenencias y con blister de 2 pastillas de sildenafil”.

Desde ese lugar, cita un informe policial, pidieron apoyo a personal “prehospitalario” para su traslado al hospital, donde dijeron desconocer resto de la información porque llegó sin familiares.

La ficha médica indica que los paramédicos acudieron a un llamado de auxilio del Hotel Real Ocotepec, situado en el norte de Cuernavaca, para auxiliar al obispo y llevarlo al hospital.

En ese lugar fue encontrado desnudo y con dificultad para hablar. Sólo pronunció su nombre.

Desde el lunes la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió una alerta y pidió el apoyo de los tres niveles de gobierno para localizar al jerarca católico. Por la tarde trascendió la estancia del obispo en la sala de urgencias del hospital general de Cuernavaca.

A ese lugar acudió el fiscal Uriel Carmona para confirmar la identidad del obispo guerrerense y posteriormente declaró que el prelado fue drogado y víctima de secuestro exprés, con el objetivo de privarlo de dinero a través de cajeros automáticos.

La misma noche del lunes pasado, la Secretaría de Salud dio a conocer que el egreso voluntario de monseñor Salvador Rangel Mendoza. De acuerdo con fuentes del hospital, el obispo emérito abandonó el nosocomio alrededor de las 22:00 horas; actualmente es atendido en un hospital privado.

 

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