Los relámpagos no siempre viajan de una nube a la tierra, a veces ocurre lo contrario, lo que ponen en peligro estructuras altas como rascacielos o torres
La ciencia ha logrado la primera imagen de rayos X de un relámpago que toma una dirección ascendente. En lugar de provenir desde el cielo, durante una tormenta, para caer en un árbol, surgió desde el pico de una torre y conectó directamente con una nube. Los datos permitirán comprender mejor el origen de este raro fenómeno atmosférico y proteger los rascacielos.
¿Los relámpagos caen? La respuesta no es tan sencilla como podría intuirse. Un rayo es una poderosa descarga natural de electricidad estática que casi siempre se produce durante una tormenta. Cuando ocurre el fenómeno, se produce una corriente eléctrica de un punto a otro (puede ser de nube a nube, o de nube a tierra, por ejemplo) en la que la energía circula por ambas direcciones., Por lo anterior no es correcto decir que los relámpagos “caen” de cielo a la superficie.
Otra cuestión es la del origen del relámpago. Casi en su totalidad, los relámpagos se originan en las nubes. Solo en el 1% de los casos, la corriente inicia “desde abajo”, con carga positiva, y escala hasta conectar con la atmósfera. Ese escenario es conocido como relámpago positivo ascendente. Si un espectador pudiera presenciar el evento con el tiempo ralentizado, podría mirar como la luz camina escarpadamente hacia el cielo.
Los destellos que van hacia arriba surgen por la carga positiva que se acumula en objetos altos, como árboles o edificios, o en zonas con altitud elevada. Se les considera especialmente peligrosos porque la corriente está más tiempo en contacto con una estructura en comparación con un rayo tradicional descendente. Los rascacielos y antenas están preparadas para recibir los impactos de las nubes, pero podrían no estarlo para aquellos que se originen en una de sus propias puntas.
Ante ello, un equipo de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, Suiza, se propuso estudiar los inicios de un rayo positivo ascendente, a partir de las descargas que se producen en estructuras altas como la Torre Santis de 124 metros. Armados con paciencia, no solo consiguieron una fotografía, también analizaron el espectro de radiación de Rayos X. La información de los sensores permitirá ampliar la información sobre el origen de estos eventos.
es.wired.com
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