A los cárteles de la delincuencia organizada que asolan a Veracruz se ha sumado uno más: el cártel inmobiliario “Nahle-Peña”, integrado por la millonaria familia originaria de Zacatecas que pretende gobernar a Veracruz.
Así lo confirmó este sábado la jefa del cártel, la candidata de Morena al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle, en una carta publicada en sus redes sociales donde acepta ser la dueña y/o poseedora de algunas de las propiedades inmobiliarias que se le han acreditado documentalmente en las últimas semanas.
Con el sello del lopezobradorismo, Rocío Nahle ataca, descalifica, se victimiza… pero no desmiente. No aporta una sola prueba de sus dichos, justificando que su patrimonio está incluido en las declaraciones patrimoniales que ha hecho como funcionaria pública. Entonces también mintió al SAT.
Nahle acepta que sí vive “temporalmente” en la lujosa mansión de El Dorado, bajo un contrato de arrendamiento que no muestra en ningún momento. Acepta también que adquirió el departamento en San Pedro Garza García en Nuevo León y refiere que recibió una casa en herencia por parte de su madre, pero no establece lugar ni su valor.
Tampoco aporta documento alguno, como sí lo ha hecho Arturo Castagné con cada una de las propiedades localizadas.
Dijo que el departamento lo adquirió, “como muchos padres lo hacen”, porque sus hijas fueron a estudiar a Monterrey. Me pregunto: ¿cuántos padres en México pueden adquirir un departamento de 28 millones de pesos en el municipio más caro del país para que sus hijos estudien la universidad? Cinismo puro.
La candidata, quien se dice víctima de “una guerra sucia mediática y difamatoria contra su persona”, asegura que no cuenta con propiedades en la Ciudad de México, Cancún o el extranjero. Nadie la ha acusado de eso.
Las propiedades que se han documentado plenamente se encuentran precisamente en el fraccionamiento El Dorado de Boca del Río, en Coatzacoalcos, en Villahermosa y más recientemente en San Pedro Garza García.
Curiosamente, Rocío Nahle se defiende de lo que no tiene, pero no aclara lo que ya se le ha comprobado.
Hasta ahora, a Rocío Nahle y a su esposo, un trabajador de Pemex con una ilegal doble jubilación, se les han documentado propiedades que suman más de 90 millones de pesos, que no corresponden con sus ingresos. Queda claro que sus declaraciones ante el SAT tienen serias omisiones.
Pero todo tiene una explicación. Rocío Nahle fue la responsable directa de la construcción de la Refinería de Dos Bocas, un proyecto que hasta ahora ha costado a los mexicanos 320 mil millones de pesos, con un sobrecosto de 160 mil millones de pesos, de su presupuesto original. Entonces, ¿qué son 90 millones de pesos?
El domingo pasado, al término del debate presidencial, la jefa del cártel inmobiliario Nahle-Peña posteó en sus redes sociales: “Pues si @XochitlGalvez vive en una casa del cartel inmobiliario ¡A ella si hay que investigarla a fondo!”
Exhibió tres cosas. Los únicos que pueden acusar sin pruebas son el presidente y sus principales cómplices; que los incondicionales de López Obrador gozan de absoluta impunidad a pesar de las pruebas exhibidas; y que la justicia es selectiva: se debe investigar sólo a los adversarios.
La puntita
¿Qué opinarán Manuel Velazco y Javier Herrera del trato de entenados políticos que la señora de Zacatecas les da a los veracruzanos que militan en su partido, obligándolos a despojarse de sus colores?
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