Cuando en mayo del 2020 los diputados de Morena y sus aliados avalaron con 38 votos (por 12 en contra) la nominación de Clementina Salazar Cruz como Fiscal Anticorrupción de Veracruz, uno de ellos me dijo: “Ahora sí tenemos una fiscal 100 por ciento autónoma que no estará como el otro (Marcos Even Torres), a las órdenes del gobernador (Miguel Ángel Yunes)”. Pero qué equivocada se dio.
Todo hace suponer que Clementina ni es autónoma y uno de sus jefes sería… Miguel Ángel Yunes Linares.
Al menos así lo demuestra su pasividad para ir contra funcionarios panistas que fueron colaboradores del choleño en su bienio y tienen señalamientos por transas.
Una de las señaladas es la senadora Indira Rosales San Román que a su paso por la Sedesol estatal dejó cuentas pendientes por varios millones de pesos. Y el otro es José Rodrigo Marín Franco.
Un trabajo de investigación periodística dio a conocer que como titular de la Sedesol, Indira realizó “adjudicaciones directas” por 121.4 millones de pesos a la empresa Custom Performance SA de CV; otra adjudicación fue para D&P México Servicios Digitales SA de CV que recibió 90.4 millones de pesos y una más para Integración Documental SA de CV por un monto de 15.1 millones de pesos por diversos servicios que no han sido especificados y menos comprobados.
Esta última empresa estaba señalada ante la ASF de formar parte de una red de corrupción con empresas fantasma. Y debido a lo anterior, el director jurídico de la Sedesol, Héctor Rivera Castillo, denunció ante el entonces Fiscal Jorge Winckler, tanto a Indira como a seis funcionarios de la Sedesol por realizar millonarios contratos “de forma dolosa”.
Cuando Clementina llegó a la Fiscalía Anticorrupción, esa denuncia ya estaba sobre su escritorio… y ahí sigue, durmiendo el sueño de los justos.
José Rodrigo Marín Franco que sustituyó a Indira en la Sedesol, también tiene su historia. Está señalado de desviar recursos por más de 32 millones de pesos del presupuesto de la federación, que serían destinados a la construcción de cuartos dormitorios en Coatzacoalcos, Minatitlán y otros diez municipios del sur. En ese chanchuyo habrían participado al menos cinco funcionarios de la Sedesol.
Este es otro señalamiento que o está dormido o está congelado en la Fiscalía Anticorrupción por una sencilla razón; porque los ahí denunciados son de extracción panista y hay órdenes de que no sean molestados. Y en ese sentido Clementina Salazar ha cumplido a cabalidad con la encomienda.
Si estos atracos los hubiera cometido algún funcionario del PRI o del PRD sería perseguido sin piedad, lo que estaría muy bien. Pero la señora no mide con la misma vara cuando los corruptos son del PAN. Es por eso que los presuntos responsables se pasean con total impunidad.
Clementina dio el salto de su vida cuando la sacaron de la jefatura de la Unidad de Género de la Oficina del Gobernador, Cuitláhuac García (un puesto de cuarta categoría) y le dijeron: “Te vas como Fiscal Anticorrupción”.
Sus malquerientes, que los tiene por docenas, dicen que la primera sorprendida fue la propia Clementina ya que no tiene el perfil para el cargo. De inepta no la bajan y aseguran que no tiene ni la menor idea de dónde está parada.
¿Será?
Lo que sí es un hecho es su cercanía con el gobernador Cuitláhuac García y, por las carpetas de investigación que se le han acumulado sobre presuntos actos de corrupción panista, pareciera que protege al señor Yunes Linares.
Es decir, la mujer está con Dios y con el diablo.
Pero si en efecto es inepta, debería saber que la ineptitud también es corrupción y la corrupción es un delito penado severamente por la ley. Y si a esto le agregan y comprueban que está encubriendo a presuntos delincuentes del PAN, úcha… No habrá Dios o diablo que la salven de lo que se le vendrá encima.
Así que aguas, señora.
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