No hay personaje más obscuro en la historia moderna del PRI que su actual líder, Alejandro Moreno, “Alito”. Es, a todas luces, el que más lo ha dividido y el que más encono ha generado al interior de sus filas. Es, además, el que más ha hecho perder al tricolor lo que había ganado.
Sin embargo, pase lo que pase con el PRI y su alianza en la próxima elección, Alejandro Moreno será Senador plurinominal y cobrará como tal, parado en los restos de un partido que, al final, (cuando pudo hacer mucho), le habrá servido sólo de trampolín.
Alejandro Moreno pactó con AMLO desbaratar a los opositores desde adentro, a cambio de tranquilidad ante su presunto enriquecimiento, mismo que la morenista Layda Sansores, gobernadora de Campeche, se encargó de evidenciar en su programa de radio estatal.
El presidente solicitó a Sansores apretar a Alejandro Moreno hasta que él mismo pidiera tregua, y así ocurrió, el dirigente del tricolor buscó a AMLO a través de Adán Augusto López y pasó lo que tenía que pasar: se entregó a cambio de “salvar su pellejo” y “aplacar” a la efectiva Layda Sansores.
En buena medida, el probable fracaso de la alianza opositora en lo federal y en lo estatal se debe a que Alito se encuentra adentro. La misma Xóchitl Gálvez sabe que el personaje más impresentable con el que debe cargar es el nacido en Campeche, y lo peor es que no se lo podrá quitar de encima.
Me hacen saber en el corazón del frente opositor, en la CDMX, que la próxima candidata presidencial ha pedido que sean pocos los eventos públicos donde la sienten junto a él, pues en el balance de “los negativos”, es Alejandro Moreno quien más la perjudicará rumbo al 2024, y no sólo a ella, sino a Pepe Yunes en Veracruz.
X: @aaguirre_g