Pese a seguir siendo muy elevada, la tasa de homicidios en México se ha reducido levemente, en lo que puede ser, según la ONU, un ejemplo de pax mafiosa o la reducción de la violencia cuando una organización criminal, como los carteles de la droga, domina de forma hegemónica un territorio.
El número de homicidios registrados bajó en 2022 un 10 por ciento respecto al año anterior, hasta los 32 mil 223, según el Estudio Global sobre Homicidios publicado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
La tasa de homicidios ya había bajado en 2020 (un 0.3 por ciento) y en 2021 un (3.4 %).
Con todo, México tuvo en 2022 la décima tasa de homicidios por cada 10 mil habitantes entre los 23 países de América Latina y el Caribe de los que se disponen de datos para ese año.
En 2021, la de México fue la novena más alta entre los 36 países de la región que reportaron estadísticas al respecto.
La ONU indica en su reporte que la presencia de grupos de crimen organizado no siempre se traduce en una elevada tasa de violencia letal.
En su informe, la ONUDD recuerda que el término “pax mafiosa” se usa en Italia para describir cómo los líderes de un grupo criminal reducen deliberadamente el uso de la violencia en el territorio que controlan.
“Los grupos delictivos dominantes pueden influir en la delincuencia violenta controlando el territorio y los mercados”, señala esa oficina de la ONU, que pone como ejemplo cómo en la ciudad brasileña de Sao Paulo, las zonas dominadas por el clan criminal Primeiro Comando da Capital experimentaron menos delitos violentos.
Así, la ONUDD explica que se cree que los responsables del cartel de Sinaloa, en México, instaron a sus subordinados en Baja California a que redujeran la violencia porque estaba atrayendo demasiada atención gubernamental.
(…) En México, un análisis de datos a nivel municipal indica que una presencia muy elevada de delincuencia organizada ha dado lugar a niveles más bajos de homicidios”, recoge el Estudio.
Este análisis en 98 municipios demuestra que México, un país en general con una alta tasa de criminalidad, es “un ejemplo de cómo una mayor presencia del crimen organizado no siempre se traduce en un mayor nivel de violencia”.
Al cruzar los indicadores que reflejan la actividad de un grupo criminal en una zona, como la presencia de gánsters, el robo de combustibles o casos de extorsión o robo, con los de homicidios, la primera conclusión es que donde esas bandas operan se producen crímenes violentos, aunque sólo hasta un cierto punto.
“Cuando la presencia del crimen organizado alcanza cierto nivel (…), el (nivel) de homicidios empieza a disminuir”, concluye la ONU.
López Dóriga
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