Un terremoto de magnitud 6,7 sacudió este viernes las aguas al sur de la isla de Mindanao, en la región meridional de Filipinas, sin que las autoridades hayan informado inicialmente de daños o de alerta de tsunami.

El servicio geológico de Estados Unidos, que registra la actividad sísmica en todo el mundo, localizó el epicentro centro a 77 kilómetros de profundidad y a unos 26,7 kilómetros al sur de la población de Burias, con unos 4 mil habitantes.

Filipinas se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7 mil terremotos, la mayoría moderados.

Esta zona alberga una gran cantidad de placas tectónicas, lo que resulta en una actividad sísmica considerable, incluyendo terremotos y erupciones volcánicas.

En el caso específico de Filipinas, la interacción entre la Placa de Filipinas, la Placa Euroasiática y la Placa del Pacífico genera una intensa actividad sísmica.

La Placa de Filipinas está siendo subducida (es decir, está siendo empujada hacia abajo) por debajo de la Placa Euroasiática y la Placa del Pacífico en la zona de la Fosa de Filipinas. Esta interacción genera una gran cantidad de estrés acumulado en la corteza terrestre, lo que resulta en terremotos frecuentes en la región.

Esta actividad sísmica es una parte natural del proceso geológico y aunque puede ser peligrosa, también es una realidad que las personas en esa región han aprendido a enfrentar y manejar a lo largo del tiempo.

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