Fue en la oficina de López Obrador donde se discutió la inconveniencia de dejar ir a Marcelo Ebrard. Varios de los ahí presentes aconsejaban propiciar que el excanciller se fuera, que “no era conveniente para Claudia”. 

Pero fue el propio AMLO quien dijo que el grupo de Ebrard era numeroso, y que no valía la pena “tirar por la borda” aquello que por décadas los llevó a caminar juntos. De hecho, en ese momento el tabasqueño compartió que hubo algunas veces “donde prometió a Marcelo la candidatura, pero las cosas cambiaron”. 

Entonces el presidente levantó el teléfono y dijo que tomaría la conferencia que Ebrard le había pedido días atrás. Y es que la actual “oveja negra” mostró disposición de congeniar con Sheinbaum, siempre y cuando hubiera concesiones. 

Hablaron varios minutos; muchos escucharon la conversación, “pros y contras  de Marcelo”, me dicen. La llamada arrancó con cierta seriedad, con formalismos, después se rompió el hielo hasta que tanto el de Tabasco como Ebrard bromeaban por todo. 

Ahí, en esa charla, AMLO prometió a Ebrard que en acuerdo con Sheinbaum, le otorgarían la candidatura del 2030, misma que “sin duda volvería a ganar el movimiento”. El presidente también fue la voz de Claudia para los compromisos. 

Así se gestó el cierre del tema con Ebrard: con la necesaria intervención de AMLO y la anuencia de Sheinbaum. ¿Será que ahora sí le cumplan a Marcelo rumbo al 2030? Veremos. 

X: @aaguirre_g