Con la única intensión de aniquilar por completo al grupo islamista Hamás, el ejército de Israel se ha adentrado en los suburbios de la ciudad de Gaza, librando combates no solo en las calles, también en los túneles que hay debajo de la ciudad.
«Estamos en el punto álgido de la batalla. Hemos cosechado éxitos impresionantes y hemos pasado las afueras de la ciudad de Gaza. Estamos avanzando», dijo el presidente israelí Benjamin Netanyahu en un comunicado.
El general de brigada Iddo Mizrahi, jefe de los ingenieros militares israelíes, declaró que las tropas se encontraban en una primera fase de apertura de rutas de acceso en Gaza, pero que estaban encontrando minas y trampas explosivas.
Los combatientes de Hamás y de su aliado, la Yihad Islámica, salían de los túneles para disparar contra los tanques y luego desaparecían de nuevo en la red, dijeron residentes y mostraron videos de ambos grupos, en operaciones al estilo guerrillero contra un Ejército mucho más poderoso.
Los llamamientos internacionales a una pausa humanitaria en las hostilidades no fueron escuchados, y el sufrimiento de los civiles palestinos no cesó. Expertos de la ONU dijeron que se corre un «grave riesgo de genocidio» en Palestina.
Los civiles palestinos han sufrido escasez de alimentos, combustible, agua potable y medicinas. «El agua se está utilizando como arma de guerra», declaró Juliette Touma, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos UNRWA.
En Jan Yunis, en el sur del pequeño y abarrotado enclave, Rafif Abu Ziyada, de nueve años, dijo que bebía agua sucia y sufría dolores de estómago y de cabeza. «No hay gas para cocinar, no hay agua, no comemos bien. Estamos enfermando», dijo el niño. «Hay basura en el suelo y todo el lugar está contaminado».
Más de un tercio de los 35 hospitales de Gaza no funcionan, y muchos se han convertido en improvisados campos de refugiados.
Los constantes bombardeos de Israel al pequeño enclave palestino de 2.3 millones de habitantes ha acabado con la vida de al menos 9 mil 061 personas, entre ellas 3 mil 760 niños, según las autoridades sanitarias de Gaza.
Países occidentales, Estados Unidos en particular, han apoyado tradicionalmente a los israelúies; sin embargo, las desgarradoras imágenes de cadáveres entre los escombros y las infernales condiciones en el interior de Gaza han desencadenado llamados internacionales de un cese al fuego por parte de Israel.
“No somos animales”
Tras un bloqueo total de Gaza durante más de tres semanas, se permitió la salida por el extremo sur a quienes tienen pasaportes extranjeros y a algunos heridos. El funcionario palestino de fronteras Wael Abu Mehsen dijo que 400 personas saldrían hacia Egipto por el paso fronterizo de Rafah el jueves, después de que lo hicieran unas 320 el miércoles.
«Quiero pasar. No somos animales», dijo Ghada el-Saka, una egipcia en Rafah que esperaba volver a casa tras visitar a unos familiares.
La oficina de medios de comunicación de Gaza, dirigida por Hamás, dijo que al menos 195 palestinos perecieron en los dos ataques del martes y el miércoles, 120 desaparecieron y al menos 777 personas resultaron heridas.
Israel, que acusa a Hamás de esconderse detrás de los civiles, dijo que abatió a dos líderes militares de Hamás en el campo de refugiados de Jabaliya.
En medio de la indignación expresada por las naciones árabes por las acciones de Israel, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos también se mostró preocupada por la posibilidad de que los «ataques desproporcionados» de Israel puedan constituir crímenes de guerra y derivar en un genocidio.
La violencia se extendió también a Cisjordania, donde las incursiones israelíes han provocado enfrentamientos con hombres armados y personas que lanzaban piedras.
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