A más de una semana de que el huracán “Otis” devastó Acapulco, la jornada de saqueos ha dado paso a una ola de personas que buscan en escombros y en montones de basura algún insumo, alimento o herramienta de utilidad para levantar de nuevo todo lo que perdieron por la catástrofe natural.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, el periodista Marco Silva narró que en Acapulco las familias se dividen, por un lado, para esperar la llegada del personal de gobierno que censa los daños y, por otro, para buscar insumos básicos para su supervivencia.
“Ya no hay rapiña, sino pepena”, dijo en su segmento del programa “Por la Mañana”. “Muchísima gente ya está en la calle para resolver los apremios que tiene de manera inmediata, las personas que están buscando en la basura (…) están buscando trastes, están buscando agua, algo empacado que se puedan llevar, a veces hasta leña para poder prender un pequeño fogón en casa”.
Dicha labor no sólo es diaria sino constante a lo largo del día. Sin embargo, al salir a las calles, los acapulqueños se enfrentan a grandes filas para usar transporte u obtener electricidad.
“Vivir hoy en acapulco es aguantar filas. Hay fila para entrar al autobús, hay fila para cargar el celular, las filas en los bancos es impresionante, la fila para recibir una despensa. El componente es paciencia”, señaló.
¿Qué pasa con los suministros de alimentos?
De acuerdo con Silva, los suministros de alimentos dependen principalmente de tres entidades del país: la Ciudad de México, Cuernavaca y Puebla, de las que ésta última proporcionó la mayor cantidad de los insumos.
“Están yendo muchos a Puebla a comprar abarrotes, entonces la Ciudad de México tendrá que proveer muchos materiales de construcción para que esto pueda salir adelante”, puntualizó el comunicador.
Por otro lado, adelantó que en el Aeropuerto Internacional de Acapulco se coloca un campamento, mientras las autoridades buscan recuperarse de los daños del huracán en el recinto aeroportuario.
Reporte indigo