Los Texas Rangers son campeones de las Grandes Ligas por vez primera en su historia.
Sí, los Rangers vencieron 5-0 en el quinto juego a los Arizona Diamondbacks para completar la limpia en el Chase Field frente a 53,511 personas con boleto pagado y se coronaron en la Serie Mundial 2023.
Muy pocos hubieran apostado por el título de unos Rangers que en el 2022 perdieron 94 partidos y despidieron a su entonces manager y gerente general a días de que terminara la temporada. Mucho menos por ese mismo equipo de Texas que fue derrotado 102 veces en 2021.
Estos Rangers completaron lo que nunca habían podido esas grandes generaciones de peloteros de los años noventa o los del 2010 y 2011, que perdieron Serie Mundial en años consecutivos.
Estos Rangers terminaron la postemporada invictos como visitantes, después de que llegaron a ella con seis descalabros consecutivos y haber perdido el campeonato divisional en el último juego de la campaña.
Los Rangers ganaron con lo justo sobre un abridor, Zac Gallen, que llegó a la sexta entrada sin permitir hit. Pero al que su equipo nunca respaldó con el bate. Dejaron 11 corredores en las bases a lo largo del partido.
Ganaron la Serie Mundial 4-1 con gran desempeño de los dos peloteros que firmaron antes del 2022 para empezar esta transformación, Corey Seager y Marcus Semien. Y a pesar de que perdieron por lesión desde el Juego 3 a su máximo productor de carreras en las primeras tres rondas de playoffs, Adolis García, y a uno de sus pitchers abridores, Max Scherzer; también lastimado.
Pero tuvieron en los lanzadores Nathan Eovaldi y Max Scherzer a los dos brazos que los comandaron en esta que parecía misión imposible.
Este miércoles por la noche, que será recordado para siempre en la historia del béisbol de Texas, Eovaldi hizo lo que sabe hacer en partidos definitivos: Puso a su equipo en posición de competir con seis entradas en blanco, para dejar su efectividad en partidos definitorios en 1.06.
Eovaldi tuvo que sobrevivir una vez más en esta postemporada, a pesar de las vicisitudes que tuvo desde el primer inning. Tuvo corredores en base en cinco de las seis entradas que lanzó. Pero a final dejó el partido sin permitir carrera, a pesar de los cinco pasaportes que regaló. Sólo permitió cuatro hits.
Eovaldi aprovechó todo lo que Arizona no quiso, a falta de bateo oportuno, como sucedió en buena parte de los últimos dos partidos del Clásico de Otoño.
Los Rangers fueron prácticos, abrieron el marcador en la única entrada que permitió hits el abridor de Arizona, Gallen; la séptima, cuando Seager conectó el primer imparable de su equipo y anotó la primera carrera con el sencillo productor de Mitch Garver.
Quizá así tenía que ser para los Dioses del Béisbol, que el Jugador Más Valioso de los Rangers, en temporada regular y en la Serie Mundial, anotara esa carrera, que sacó a Gallen, quien llegó a esa séptima entrada con partido sin hit.
Después de Eovaldi, Aroldis Chapman y Josh Sborz completaron el trabajo para comenzar el festejo en Arlington, en el área Dallas-Fort Worth, en el Norte de Texas y todos los lugares donde existan fans de los Rangers, que tuvieron que esperar 62 años, desde que eran los Washington Senators para festejar su primer campeonato.
M°1
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