Ocurrió lo que tenía que pasar: un frente que en lugar de ser amplio se ha tornado angosto. Y es que cada vez más las cosas se acomodan para que el tricolor opte por ir solo, y el PAN haga lo mismo, (con un alicaído PRD pegado a como dé lugar a los blanquiazules).
Usando términos arcaicos y de la vieja guardia, el nuevo dirigente del PRI en Veracruz llamó “caballada gorda” a los dos Yunes (José y Héctor), y a Anilú Ingram, pues el resto no son realmente conocidos por los veracruzanos.
Salvo Juan Manuel Diez, el alcalde de Orizaba, quien declaró no estar interesado en la gubernatura, no hay otros personajes en el PRI. Eso sí, Héctor, Pepe y Anilú son cartas fuertes, más no hacen una “caballada gorda”, sino una “caballada corta y selecta”.
No ocurre lo mismo en el PAN, donde hay un puñado de aspirantes (hombres y mujeres), que en este momento conforman una “caballada gorda”. Que alguien ayude a Adolfo Ramírez Arana y le diga (por su bien), que las cosas son distintas a lo que acontecía hace 8 años.
Me hacen saber desde la CDMX (de nueva cuenta), que ante el difícil panorama de la oposición para dejar de lado egos y caprichos (y ponerse finalmente de acuerdo en el estado), la única ruta que podría unirlos sería el abanderamiento de una mujer.
Por eso han cobrado fuerza los nombres de Anilú Ingram e Indira Rosales como los únicos perfiles disponibles que harían posible una alianza, de otra forma, si las cosas no cambian, PRI y PAN irían separados, lo cual facilitaría aún más el camino de Morena.
El tiempo corre y los egos se siguen imponiendo en un frente amplio que amenaza con ser angosto. ¿Se pondrán de acuerdo aquellos que amenazan con ser angostos? Veremos qué ocurre.
X: @aaguirre_g