Unos robotistas han ideado y fabricado robots del tamaño de insectos, alimentados por energía solar, que pueden ser soltados desde un dron en pleno vuelo y que son capaces de cambiar el modo en que se mueven por el aire gracias a plegarse en una configuración especial durante su descenso.
El avance es obra de un equipo encabezado por Kyle Johnson, de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle.
Cuando estos robots insectoides planeadores son soltados desde un dron, primero vuelan alejándose del punto de liberación, lo cual les permite dispersarse, y luego inician un movimiento descendente en línea recta hasta alcanzar el suelo.
El momento en que cada robot pasa de un modo de desplazamiento aéreo a otro se regula mediante un sensor de presión a bordo (que estima la altitud), un temporizador a bordo o una señal Bluetooth.
Cada robot de esta clase pesa unos 400 miligramos (aproximadamente la mitad que un clavo) y puede recorrer la distancia de un campo de fútbol cuando se le deja caer desde una altitud de 40 metros y hay una ligera brisa.
Cada robot lleva a bordo un actuador sin batería, un circuito de captación de energía solar y un controlador para provocar estos cambios de forma mientras el robot está en el medio aéreo.
Estos robots también pueden llevar sensores a bordo para realizar mediciones de temperatura, humedad y otros mientras vuelan.
Johnson y sus colegas exponen los detalles técnicos de su nuevo modelo de robot en la revista académica Science Robotics, bajo el título “Solar-powered Shape-changing Origami Microfliers”.
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