Todas las miradas estaban puestas este martes en el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien hablará por primera vez en la tribuna de la ONU, desde la que sus homólogos estadounidense y brasileño dieron dos puntos de vista diferentes de la invasión rusa a Ucrania.

«Rusia cree que el mundo se va a cansar y les van a dejar destruir Ucrania sin consecuencias», sentenció Joe Biden.

«Si dejamos que Ucrania sea desmembrada, ¿está garantizada la independencia de las naciones? La respuesta es no», dijo el presidente estadounidense, bajo los aplausos del presidente ucraniano y de quienes estaban en la sala.

Unos minutos antes que Biden, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país siempre abre los debates de alto nivel de la Asamblea General de la ONU, pidió «diálogo» para resolver el conflicto de Ucrania que muestra la «incapacidad colectiva para hacer aplicar los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas».

«No subestimamos las dificultades para alcanzar la paz», dijo Lula, pero «ninguna solución será duradera sin diálogo», advirtió, antes de recordar que es necesario «crear espacio para las negociaciones».

Lula tratará el miércoles de limar asperezas en un encuentro con su homólogo ucraniano, al que acusó el año pasado en una entrevista de ser «tan responsable como (el presidente ruso Vladimir) Putin» de la guerra y se negara, ya como presidente, a suministrar armas a Ucrania como han hecho otros países occidentales. El mandatario brasileño suavizó después su discurso y se ofreció a mediar en el conflicto.

Se prevé que el presidente ucraniano sea la estrella de este encuentro que reúne a más de 140 mandatarios de todo el mundo.

«Es muy importante que nuestra palabra, nuestros mensajes sean oídos por nuestros socios», dijo Zelenski el lunes durante una visita a un hospital neoyorquino donde se recuperan soldados ucranianos que han resultado gravemente heridos en la defensa de su país tras la invasión rusa hace año y medio.

Ucrania siempre ha encontrado en la Asamblea General un gran apoyo, con la aprobación por amplia mayoría de varias resoluciones, ante la imposibilidad de hacerlo en el Consejo de Seguridad por el veto de Rusia.

Pero en un mundo fragmentado y acosado por los conflictos en varias partes del mundo, el covid-19, la crisis climáticas, migratoria, la pobreza y la desigualdad o la inflación, llaman urgentemente a las puertas de los líderes mundiales, a los que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió «determinación» y «espíritu de estado» y no «juegos y bloqueos» en un mundo cada vez más «multipolar».

El presidente colombiano Gustavo Petro, abogó por priorizar los procesos de paz en los conflictos de Ucrania y Palestina, lo que permitiría al mundo centrarse en la lucha contra la crisis climática y propuso políticas de canje de la deuda para los países en desarrollo por acción climática.

Para muchos, eso permitiría concentrarse en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que para 2030 pretenden eliminar la pobreza, acceder a la educación, al agua potable, a una energía limpia, tener buena salud, luchar contra el cambio climático o lograr sociedades en paz, que están interrelacionados entre sí.

Esta 78º Asamblea también pasará a la historia por las ausencias. Ni los mandatarios de Rusia, China, Francia, Reino Unido (todos ellos miembros permanentes del Consejo de Seguridad), a los que se suman los de México y Venezuela, entre otros, habrán acudido a Nueva York, que está blindada para esta gran misa diplomática mundial.

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