Si el Presidente no cambió de opinión, este lunes será emitida la convocatoria para los aspirantes a las nueve gubernaturas que están en juego en las elecciones 2024, entre ellas, por supuesto, la de Veracruz.

Una semana después, el próximo lunes 25 y martes 26 de septiembre serán las fechas para que los suspirantes a Gobernador se inscriban al proceso interno de Morena para nombrar a lo que sería algo así como el Coordinador estatal en Defensa de la 4T en Veracruz o cosa parecida.

Hasta ahora se da por descontado que se inscribirán los 4 fantásticos: la Secretaria de Energía Rocío Nahle, el delegado federal de los programas del Bienestar Manuel Huerta, el diputado federal y ex presidente de la Cámara de Diputados Sergio Gutiérrez y el Secretario General de Gobierno Eric Cisneros, lo que no son buenas noticias para el gobernador y su flota –parentela de por medio-, debido a que tres de ellos son sus adversarios.

Sin estructura social ni política, sólo la zacatecana está completamente a merced de lo que Cuitláhuac García pueda hacer por ella. Políticamente, Rocío Nahle es tan pobre que sólo tiene dinero, como dijera Joaquín Sabina.

En cambio, los otros tres, incluyendo a Eric Cisneros, tienen facturas y agravios personales pendientes con el círculo más íntimo del gobernador, además de que conocen de primera mano las triquiñuelas en las que se han metido. Los tres tienen razones suficientes para pensar que pueden ser los elegidos.

Hasta hace un par de años, todos daban por descontado que la candidata sería Rocío Nahle. Tenía tres argumentos irrefutables: la cercanía del presidente, el mérito de construir Dos Bocas, una de las obras insignias del Presidente; y que en Veracruz se nombraría una candidata mujer por el asunto de la equidad de género. Hoy ni la propia Nahle apostaría por sí misma.

La cercanía del Presidente ya no parece ser tal; incluso, al igual que Marcelo Ebrard, buscó el reflector equivocado al conceder a López-Dóriga, uno de los adversarios del presidente, la exclusiva de sus aspiraciones. La refinería no está lista y no lo estará antes de que termine el sexenio. Lo que queda es la candidatura de género gracias a que no hay ninguna otra fémina en el horizonte.

Manuel Huerta ha hecho lo contrario. Destapó abiertamente su aspiración en el periódico de la familia Robles, personajes muy cercanos al afecto del presidente, lo que significó un mensaje claro: la candidatura no está definida para Rocío Nahle.

Huerta es anti sistémico. No le gusta el confort de jugar como candidato oficial, sino que está acostumbrado a que le echen la caballería encima. Por años ha enfrentado al gobierno y al sistema, así que, si le arriman la carrocería para bajarlo de la contienda, lo van a colocar en el lugar donde mejor juega. Es un peleador callejero.

La única estructura real y eficiente con que cuenta la 4T es la de sus programas sociales y esa la tiene Huerta. La estructura que presume el gobierno estatal es de papel… ¡moneda!

Huerta tiene muchos agravios pendientes con un gobierno estatal que primero lo ignoró, lo intentó acorralar y terminó por aceptarlo como contendiente. Por lo pronto, la noche del 15 de septiembre movilizó sus huestes para asistir a la ceremonia del Grito de Independencia, algo que no hizo –o al menos no se supo- ninguno de los otros aspirantes. ¡Ánimo compañeros!

Sergio Gutiérrez intenta ser, como antaño, el candidato del centro. Para eso aprovechó su posición como Presidente de la Cámara de Diputados –a donde llegó desde un distrito mexiquense- y recorrió el estado varias veces. Ganó simpatías y afectos, sin embargo, su activismo lo confrontó hasta el insulto con el gobierno estatal, quien les soltó a sus perros. También tiene muchos agravios pendientes.

Con el nombramiento de Claudia Sheinbaum, la candidata del gobernador Cuitláhuac García, Sergio Gutiérrez debería estar políticamente muerto. Sin embargo, la asunción de Adán Augusto como principal figura de la campaña de Sheinbaum lo coloca en una posición de privilegio para seguir aspirando a la nominación. Si no es candidato, seguramente estará en el reparto de posiciones estratégicas, incluso cerca de su mentor tabasqueño.

El cuarto fantástico es Eric Cisneros, quien ya demostró que tiene más vidas que un gato. El secretario de Gobierno prácticamente está jugando sólo, sin ningún apalancamiento del centro, aunque ya demostró que no lo necesita. El control y apoyo que tiene sobre una centena de presidentes municipales, la Fiscalía, el ORFIS y hasta el Poder Judicial lo vuelven un actor preponderante.

Pertenece al gobierno de Veracruz, pero no al equipo del gobernador, donde lo ven como un enemigo. Incluso, Juan Javier Gómez Cazarín, el hombre fuerte del Congreso y novel operador estrella de Rocío Nahle acusó sentir temor, dejando entrever que Cisneros sería el origen.

Incapaces de frenarlo en la aldea, intentaron detenerlo desde el púlpito presidencial sugiriendo su renuncia por la intensa difusión de su imagen, algo que también hacían el resto de los contendientes, aunque en distinta proporción. Nadie lo pudo parar, ni el presidente, quien terminó sugiriéndole cómo hacer campaña.

Eric Cisneros estará en la mesa de negociación de Morena. Y si no resulta el candidato, quien lo sea tendrá que reunirse a pactar con él. En política no es buena idea enfrentarse con un animal herido con la fuerza que sigue teniendo en este momento el Secretario de Gobierno.

Por lo pronto, el círculo cercano de los cuatro fantásticos dan por hecho que su gallo/gallina ya tienen amarrada la candidatura. Es cosa de días para saber quién decía la verdad.

 Nahle teme derrota y pide no renunciar

Algo que ha llamado poderosamente la atención es el cabildeo que realiza Rocío Nahle con el presidente de la república y el dirigente nacional de Morena para que los aspirantes al gobierno de Veracruz no tengan que renunciar a sus cargos antes del término que marca la ley.

Nahle leyó muy bien el caso de Claudia Sheinbaum, quien, sin el cargo, sufrió lo indecible para mantenerse como puntera de la carrera presidencial. Nahle quiere evitar que le pase lo mismo y tener los medios suficientes para seguir en campaña por Veracruz.

Pero hay una razón de mayor peso: Nahle teme quedarse sin la candidatura y sin el cargo dentro del gabinete. Si pierde la encuesta, por lo menos tendría la posibilidad de concluir el sexenio al lado del Presidente. Es por eso que anda arengando a los cuatro fantásticos para que convenzan al gran elector de que no sea necesario renunciar al cargo como lo hicieron las corcholatas.

Tal vez por ello, Manuel Huerta ha insistido en declarar que está listo para renunciar a la delegación federal y dedicarse a ganar la encuesta. También ha dicho que él se reúne con el pueblo y no con los burócratas, en franca referencia a los acarreos que ha hecho el gobierno estatal a favor de la parturienta de Dos Bocas.

La versión cobra fuerza: Rocío Nahle teme perder la encuesta y quedarse sin trabajo.

Cuitláhuac ya no se va en diciembre

Lo dijo esta rata clarividente: la llegada de Adán Augusto al equipo de campaña de Claudia Sheinbaum era como caca en la leche del proyecto personal del gobernador Cuitláhuac García.

Quien habló de la posibilidad de entregar el bastón de mando en diciembre para salir corriendo a la campaña de la Sheinbaum, este fin de semana dijo que con toda certeza estará el próximo año dando el grito de independencia, lo que quiere decir que ya le retiraron la invitación y que, contra su voluntad, tendrá que quedarse a entregar el chiquero de su gobierno.

Resulta que los dos hombres fuertes de la campaña presidencial, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, son declarados adversarios del ínclito mandatario veracruzano, a quien el futuro se le descompuso en cosa de horas.

Para Cuitláhuac García “ya está cerrada, con dos candados y remachada la puerta negra”.

La ratonera

¡Muero de ganas por viajar de Coatzacoalcos a Salina Cruz y hacerme casi nueve horas en el nuevo tren interoceánico, como lo hizo el Presidente! Sólo a un loco conservador se le ocurriría hacer el viaje de cuatro horas en coche.