Con sus planes y programas de estudio, así como los nuevos libros de texto gratuito, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) impulsada por este gobierno va a ciegas por la falta de pruebas diagnósticas en el aula para conocer los aciertos o errores del modelo educativo para nivel básico, aplicado a inicios del sexenio, aseguran especialistas en temas didácticos.
“La NEM está yendo absolutamente a ciegas. No tenemos evaluaciones prácticamente desde que desapareció el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, (INEE)”, dice Eduardo Backoff Escudero, expresidente de la Junta de Gobierno del desaparecido INEE y presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa.
Explica que la última evaluación que se realizó en este sexenio fue en 2019 y se trató del Estudio Regional Comparativo Explicativo (ERCE), que organiza la UNESCO, y la prueba PISA (Programme for International Student Assessment, en inglés), regulada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se aplicó en 2022 y cuyos resultados se darán a conocer en diciembre de este año.
Sin evaluaciones, dice Backoff Escudero, el panorama para los alumnos de educación básica no es nada halagüeño, porque la educación va a la deriva.
“Estamos a ciegas, no sabemos en qué parte del trayecto de navegación vamos. Esto verdaderamente puede causar un colapso y ocasionar que cada estado vaya por su propia ruta, con lo que se acentuarán más las desigualdades y el rezago educativo”, expone.
Alma Maldonado, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, sostiene que la aplicación de las evaluaciones diagnósticas no está contempladas en esta nueva estrategia educativa, por lo que difícilmente podrá saberse de sus resultados en las aulas.
“Eso no está contemplado en el modelo. Porque para eso también era el pilotaje que quería hacer la Secretaría de Educación Pública y que finalmente no llevó a cabo, ahora el pilotaje va a ser para todas y todos los estudiantes de educación básica y esto va a ser un año como de pilotaje. Pero sin un esquema claro de nada, de evaluación y de seguimiento”, refiere.
La especialista coincide con Backoff Escudero, al mencionar que la NEM transita por un camino oscuro y sinuoso, al señalar “cómo se sabrá si las niñas, niños y adolescentes aprendieron mejor, si funcionó y qué mejorar todo eso no está claro. No existe ni un diseño de evaluación ni de implementación”.
Maldonado externa que al no contar con un panorama nacional sobre el estado del aprendizaje de los alumnos, se seguirán implementando políticas educativas erróneas y “seguiremos en la oscuridad, sin claridad pues no habrá referentes comparativos. A ciegas pasamos la pandemia y a ciegas vamos a transitar por un nuevo modelo educativo”.
Marco Fernández, coordinador de Anticorrupción y Educación de la organización civil México Evalúa e investigador en la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, considera que bajo la retórica del actual gobierno de que las evaluaciones no contemplan el contexto de los estudiantes o que son imposiciones de organismos internacionales, ahora se ha desechado cualquier instrumento de medición para conocer el estado del aprendizaje de los alumnos.
“Esto nos permitiría de manera fiable, tener una radiografía de lo que aprenden los chicos en los distintos grados en las escuelas públicas y privadas del país, y esto es muy preocupante, porque sin evaluaciones diagnósticas no se podrán implementar estrategias pedagógicas orientadas para subsanar las fallas en los aprendizajes”, refiere.
Expone también que “sólo nos va a quedar una evaluación internacional como PISA y muy circunscrita a los jóvenes de secundaria y de bachillerato, y de ahí en fuera, el país está navegando a ciegas a excepción de los estados que hacen esfuerzos para desarrollar sus propias evaluaciones, como Nuevo León, Guanajuato, Yucatán, Querétaro y Jalisco”.
Para el especialista, es “más fácil esconderse en la ignorancia y en la opacidad y vestirla con una retórica simplista. Toda esa retórica lo único que esconde es que no vamos a tener información para saber qué resultados positivos hay, qué se tiene que mejorar sustantivamente en el diseño de los planes analíticos, en la parte de las estrategias pedagógicas y si los libros de texto son instrumentos efectivos para los aprendizajes esperados que se determinan en los planes sintéticos. Nada de eso vamos a tener”.
Señala que este rechazo a las evaluaciones diagnósticas “retrata de cuerpo entero a un gobierno que desprecia la educación, que desprecia basar sus decisiones con base en la evidencia y para ocultar su indolencia, utiliza retórica barata”.
Integrante de la Junta de Gobierno del desaparecido INEE, Bernardo Naranjo destaca que “no se puede evaluar nada, si no hay una explicación sobre hacia dónde vamos en materia educativa, pero esta es una de las características de esta administración, a la que no le gustan las mediciones”.
Explica que lo que se venía haciendo en México y se practica en todo el mundo, incluyendo a China, Vietnam y Cuba, donde tiene peso la ideología política, “se realizan evaluaciones, se habla de calidad educativa. Si uno se mete a la página del Ministerio de Educación de Cuba, uno encontrará la palabra calidad, evaluación y elementos de un currículo ordenado por asignaturas y una cantidad de cosas que en México se eliminaron”.
Dice que el único parámetro que tendrá el país en materia de aprendizajes será la prueba PISA, porque todas las evaluaciones que existían fueron desechadas, como ERCE, Planea y la calificación docente. “Este no es un tema ideológico, porque países de derecha, centro e izquierda aplican evaluaciones. Hoy México es la excepción no por un tema ideológico, sino por un desconocimiento muy grande”, dice.
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