Durante una expedición en la Sierra de Chiconquiaco, dos investigadores y un estudiante hallaron una nueva especie vegetal que registraron como: Castilleja eggeri, en honor al especialista del género Castilleja y profesor jubilado de la Universidad de Washington, Estados Unidos.
Antonio Francisco Gutiérrez, egresado de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), recordó que junto con el investigador botánico Miguel Cházaro Basáñez y el profesor universitario Gerardo Torres Cantú, exploraron dicha región veracruzana y encontraron la planta, que es muy pequeña y se localiza a cinco centímetros del pasto del área montañosa.
“En este momento realizaba mi tesis de licenciatura, donde abordé precisamente el género de esta planta. Se hace la colecta y el doctor Cházaro Basáñez y su colega, me la muestran al estar dentro del área de estudio para mi tesis”, comentó.
“Presenté mi trabajo y obtuve el grado de licenciado por la UV, la especie vegetal quedo relegada por años debido a que inmediatamente entré a la maestría y luego al doctorado con la misma línea de estudio; así continúe con la investigación y publicación de otras especies.”
Ahora que ha concluido sus estudios de posgrado, Antonio Francisco retomó la planta para refinar la descripción y trabajar en la publicación de un artículo, que verá la luz a mediados de agosto del presente año, en la revista científica Nordic Journal of Botany.
La colecta permaneció resguarda por casi una década en el herbario de la Facultad de Biología de esta casa de estudios, “para no perderle la pista, pues luego se traspapelan los ejemplares”, ya la tenían medida, topografiada y descrita su procedencia, lo cual facilitó la publicación del escrito. Ahora se podrá depositar con una muestra del espécimen en diversos herbarios y colecciones públicas del estado y el país para su futura consulta.
Detalló que la especie se distingue por su número reducido de flores, de una a cinco por inflorescencia; tallos decumbentes y hojas disecadas. Se distribuye en un área estrecha y muy húmeda del bosque de niebla, en la zona montañosa del centro de Veracruz.
Se compara con la Castilleja moranensis, ya que morfológicamente es parecida. Cabe destacar que la evaluación de su conservación clasifica a la especie como en peligro crítico (CR) y se suma a los endemismos de Castilleja en México, donde un tercio del total de este género se encuentra en América.
“Su relevancia radica en que se trata de una planta denominada parasitaria de raíces, es decir, obtiene parte de sus nutrientes conectando su raíz a la de otra planta de la que los sustraerá, puede ser agua o azúcares. Al ser pequeña no desarrolla una fotosíntesis como el resto, por eso roba alimento de otras especies.”
Registro de nuevas especies
El proceso para registrar una nueva especie empieza en el momento que se conocen los grupos más comunes de plantas, que nos ayudará a ubicarlas en el campo, explicó. El siguiente paso es la exploración, ya sea a orilla de carreteras y caminos o en propiedades privadas –con previa autorización–.
“En el campo es donde mayormente se aprende y se hacen colectas de especímenes; para conservarla, aún se realiza como a principios el siglo XVIII: colocar la planta en papel periódico que debe cambiarse periódicamente y una capa de cartón –como una especie de sándwich– para secarla ya sea de manera artesanal con luz solar o si hay un herbario cercano puede hacerse uso de una secadora botánica.”
Ya que se tiene el ejemplar deshidratado, se procede con la fumigación, que se asemeja a una especie de congelación de las plantas ya secas por un periodo de tres a cinco días, aunque dependerá de la especie, la cual es sometida a una temperatura de 20° centígrados bajo cero, a fin de limpiarla de huevecillos o algún insecto que pueda comérsela. Finalmente, es integrada a la colección del herbario.
La descripción y publicación de la planta es el paso principal y último para validar el registro de una nueva especie, porque en él se dan a conocer los hallazgos de una investigación teórica y en campo.
“Se han colectado muchas plantas, pero algunas se quedan ocultas en los herbarios hasta que alguien las revisa, compara y escribe sobre ellas en artículos científicos, que es la única forma de validar las nuevas especies, al tiempo que lo das a conocer en la comunidad botánica y científica.”
Puntualizó que existe el Código Internacional de la Nomenclatura Botánica (Código Botánico) que rige los procesos para validar una nueva especie y regula el uso de los nombres en latín para plantas silvestres, con excepción de las quimeras.
Al preguntarle sobre la profesión de botánico en la actualidad, Antonio Francisco Gutiérrez dijo que ésta ya no es tan difícil dado que se cuenta con literatura disponible de acceso libre; consulta de repositorios institucionales vía internet; existen bases de datos de diversas partes del mundo que tienen ejemplares digitalizados y que pueden ser consultados en línea por cualquier persona y a partir de ello puede hacerse investigación.
Puntualizó en “agradecer al doctor Miguel Cházaro –que ya no se encuentra con nosotros– por su amplia labor como botánico y por impulsar en la Universidad Veracruzana la botánica, específicamente en la Facultad de Biología; además de contribuir al estudio de la flora de Veracruz”.
AVC
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