El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió hoy a los líderes y los pueblos de América Latina que ayuden a Ucrania humanitaria y políticamente para poder seguir luchando contra el “colonialismo” de Rusia que, según denunció, está extrayendo de la Ucrania ocupada ingentes recursos naturales y económicos.

En una entrevista con EFE y con varios medios latinoamericanos, Zelenski afirmó que Rusia está recolectando y exportando grano y otros productos agrícolas de los territorios de Ucrania y apeló a la experiencia de Latinoamérica con el colonialismo para pedir solidaridad con la causa ucraniana.

“Ustedes saben perfectamente qué significan las consecuencias del colonialismo”, afirmó.

Además del grano, Zelenski mencionó la destrucción de la acería Azovstal, en la ciudad ocupada de Mariúpol, y de buena parte de la industria siderúrgica, lo que ha obligado a Ucrania a dejar de exportar algunas de las materias primas que más vendía en el extranjero.

“¿Quién controla las minas del Donbás?”, se preguntó retóricamente Zelenski, refiriéndose a la región del este de Ucrania rica en carbón parcialmente ocupada por Rusia desde 2014, en la que la invasión a gran escala ha destruido buena parte de la actividad económica que quedaba.

“Eso es colonialismo”, concluyó Zelenski, que llamó a estar alerta ante la acción de la propaganda rusa en Latinoamérica y abogó por “más información” como antídoto a los discursos que responsabilizan a Ucrania de la guerra provocada por la invasión rusa.

El jefe del Estado ucraniano advirtió de la prevalencia de los mensajes promovidos por el Kremlin en redes sociales y a través de plataformas como RT, que está prohibida en Europa pero sigue funcionando en América Latina.

“Rusia gasta millones en esta actividad”, declaró, y añadió que Ucrania no tiene “tantos medios financieros” para hacer llegar sus mensajes a las audiencias latinoamericanas y de otras partes del mundo.

Zelenski aseveró que es fundamental “comprender” que la guerra de Ucrania viene de “una agresión no provocada” para que los países de la región – donde muchos líderes se han mostrado reacios a apoyar a Ucrania y a romper sus relaciones con Moscú – incrementen su asistencia a Ucrania.

Ayuda humanitaria y política 

Zelenski invitó a los países latinoamericanos a ayudar a Ucrania de la forma en que puedan.

“No todos los Estados pueden ayudarnos con armas, por legislación o porque no las tiene”, dijo Zelenski, que citó la ayuda humanitaria como uno de los campos en que los Gobiernos de América Latina pueden serle útiles a Ucrania.

El jefe del Estado ucraniano volvió a mostrar su interés en celebrar una cumbre con líderes de Latinoamérica, ya sea en Europa o en el continente americano, y reiteró su invitación a esos países a apoyar, íntegramente o en alguno de sus diez puntos, la llamada Fórmula de Paz ucraniana.

Este documento impulsado por Kiev presenta una hoja de ruta para el cese de las hostilidades que exige la retirada de las tropas rusas como condición previa.

Otros puntos contenidos en la Fórmula de Paz son el retorno de los niños y de los civiles deportados a Rusia o garantizar la seguridad nuclear, energética, medioambiental y alimentaria.

Zelenski se mostró interesado en que los países latinoamericanos compartan con Ucrania su “experiencia en la solución de problemas” como la limpieza de los campos de minas, la reconstrucción de ciudades o a la lucha contra la inseguridad alimentaria.

La administración de Zelenski se marcó como prioridad a principios de este año acercarse a América Latina y contrarrestar la influencia rusa en la región, sin que de momento haya conseguido reunirse con ningún líder latinoamericano.

Buena parte de la izquierda latinoamericana que gobierna en los países más grandes de la región se caracteriza por su desconfianza a Estados Unidos, uno de los principales aliados de Ucrania, y su afinidad con el discurso contra el colonialismo occidental que promueve Rusia.

En la entrevista con Zelenski, que fue organizada por el Centro para el Diálogo Transatlántico de Ucrania, participaron medios de Brasil, Argentina, Colombia, México, Uruguay y Chile.

Forbes

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