«O hay que ser muy ratero o muy pendejo para que esto te pase, o las dos cosas», remató Xóchitl Galvéz en su visita a Veracruz cuando habló del sobrecosto que hoy significa la refinería de Dos Bocas.
Inicialmente, cuando se anunció la construcción de la refinería en Tabasco, dos de las principales empresas del mundo hicieron sus ofertas: 10 mil millones de dólares y terminarla en 2024 o 12 mil millones y concluirla en 2023.
López Obrador rechazó las propuestas y encargó a la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, la construcción de la refinería a un costo de 7 mil millones de dólares y producir el primer barril de gasolina el primero de julio de este año. Hoy la refinería ha costado casi 11 mil millones de pesos y no hay fecha para que inicie su operación.
Hoy la candidatura de Rocío Nahle pende de un hilo. No por su incompetencia y la promesa incumplida de construir a tiempo y a un costo razonable la refinería de Dos Bocas como aseguran sus malquerientes, sino por los escándalos de corrupción que estallarán en el momento preciso.
El Presidente suele perdonarlo todo: a Sheinbaum no se le cayó la candidatura presidencial luego de la tragedia de la línea 12 del metro, entonces, ¿por qué se le habría de caer la candidatura de Veracruz a Rocío Nahle sólo por no terminar la refinería y obsequiarle al presidente el primer barril de petróleo antes de que termine el año?
El problema es que, efectivamente, López Obrador lo perdona todo menos la deslealtad y la corrupción a sus espaldas. Y la corrupción en torno a la Secretaría de energía es mucha. Su suerte depende de cuál fue permitida por el presidente y cuál resultó de la imaginación de la zacatecana, sus compadres y sus aliados.
Este fin de semana empezó a asomar la punta del iceberg. El fenómeno electoral en que se ha convertido Xóchitl Gálvez gracias a la urgente necesidad del Presidente de bajarla de la contienda, lanzó la primera bola de fuego.
La aspirante presidencial por el frente opositor, Xóchitl Gálvez, se lanzó contra la secretaria de Energía, y aspirante a la gubernatura de Veracruz, Rocío Nahle, por supuestos actos de corrupción en la construcción de la refinería de Dos Bocas, una de las obras insignia del presidente López Obrador.
En su lenguaje florido y directo, Xóchitl criticó los gastos que el gobierno ha hecho en la construcción de la refinería, y acusó que hay una empresa ligada a familiares de Rocío Nahle, la cual obtuvo contratos millonarios apenas 5 días después de constituirse ante Hacienda, algo que en la burocracia hacendaria es imposible.
La senadora con licencia reveló que ha realizado 33 denuncias por corrupción ligadas al gobierno federal, y una de esas es por el contrato de 5 mil millones de pesos de la empresa ligada al compadre de Rocío Nahle, «un tal Quintanilla». En Coatzacoalcos todos conocen la historia.
En enero de este año, el enemigo público número uno del morenismo, Carlos Loret de Mola, ya había puesto el dedo en la llaga:
“Me cuentan fuentes de primera mano que los funcionarios financieros del gabinete le hicieron una exposición detallada de cómo se componían los costos de la refinería y al final le dejaron muy claro que la propia secretaria Rocío Nahle ya había pedido a Petróleos Mexicanos hasta 18 mil millones de dólares de recursos para pagar la construcción de la refinería.”
“El dato le cayó al Presidente como un balde de agua fría. Su reacción fue estallar en defensa de su secretaria de Energía. Los otros integrantes del gabinete le tuvieron que aclarar que nadie estaba acusando a Nahle de robarse nada, sino sencillamente estaban exponiendo los costos reales de la famosa refinería: 18 mil millones de dólares, muy lejos de los 8 mil millones que López Obrador dijo que iba a costar.”
“¡Ella no es ratera, ella no se robó nada!”, estalló en un grito el Presidente.
Por supuesto, el Presidente jamás concederá la cabeza de Nahle a sus dos principales archienemigos como lo son Xóchitl y Loret. Pero tampoco permitirá que la creciente evidencia, incluso dentro de su propio gabinete, eche por tierra su hoy cuestionable discurso de honestidad. Hasta hoy, Rocío Nahle sigue siendo la candidata.
En todo caso, la candidatura de Veracruz tendrá que pasar por el tamiz de la candidata o candidato de Morena a la Presidencia de la República, y será este personaje quien tenga que resolver el costo político que implicaría una candidatura a favor de Nahle. López Obrador, como Pilatos, lavará sus manos de la decisión final.
Hasta ahora, con los momios a favor de Sheinbaum, la candidatura de Rocío Nahle sigue firme. El problema es que la ex jefa de gobierno está peleando por su propia supervivencia y no la de quienes quieren ser candidatos a gobernadores.
Mientras, Xóchitl Gálvez acuñó una frase que podría definir al morenismo en toda su dimensión: son muy rateros o muy pendejos; o las dos cosas.
Cuitláhuac no se moja las patas: Minatitlán, sin Fonden y bajo el agua
Desde el viernes no ha dejado de llover en el sur del estado. El fin de semana, Minatitlán volvió a vivir la tragedia de las inundaciones, luego de que las lluvias dejaron 25 colonias bajo el agua y problemas de movilidad en las comunidades sureñas de los municipios de Cosoleacaque y Zaragoza.
La autopista Minatitlán-Acayucan permaneció cerrada a la circulación de automóviles, sólo hubo paso para unidades pesadas; también estuvo fuera de servicio el tramo Zaragoza en la desviación hacia Oteapan y la carretera Minatitlá-Cosoleacaque. ¡Un verdadero desmadre!
El tema es que hoy lo tienen que enfrentar sin plan de emergencia, sin Fonden y con la ausencia absoluta de las autoridades del gobierno estatal. Cuitláhuac no se moja las patas. Como todos los fines de semana, el gobernador del Estado estuvo fuera de circulación y dejó a la alcaldesa Carmen Medel que se dedicara a lo único que podía: repartir despensas.
Tal vez Cuitláhuac García ya se aburguesó tanto como el propio Miguel Alemán, quien alguna vez ante la emergencia por el incendio de un mercado en el puerto de Veracruz, decidió no suspender sus vacaciones de fin de año y excusarse que él no era bombero.
Hoy Cuitláhuac, tan dado de andar de chapeador y pintor de brocha gorda, ya asumió que tampoco es personal de protección civil para andar con las patas llenas de sabañones como Fidel Herrera. O tal vez, porque Carmen Medel no es de sus favoritas, tanto que no ha puesto un pie en Minatitlán, salvo cuando acompaña al Presidente.
Para los minatitlecos no es una novedad la nueva tragedia que están viviendo a causa de las inundaciones. La geografía y el despropósito social de arrojar la basura a sus afluentes les han cobrado nuevamente factura.
Con lo que no contaban era con un gobernador al que no le gusta mojarse las patas.
La ratonera
¿Cuánto le cuesta a los veracruzanos y a la nómina estatal las aspiraciones políticas del primo incómodo que los fines de semana saca a hordas de burócratas a repartir volantes y perforados de Claudia Sheinbaum en los cruceros de la ciudad? No convencen a nadie, pero le van midiendo el agua sobre el rechazo de quienes no aceptan la publicidad.