Cuando comenzó la llamada Guerra contra el narcotráfico en tiempos de Felipe Calderón, nunca imaginamos que los crímenes violentos que en ese entonces rebasaron nuestra capacidad de asombro, se convirtieran en parte de lo cotidiano, al grado que ya no nos asombran porque hemos aprendido a vivir (vaya paradoja) con ellos; a vivir entre atrocidades.

La organización Causa en Común que documenta las atrocidades, acaba de dar a conocer su último informe y la verdad sea dicha, es atroz. Sobre todo en lo que se refiere a Veracruz.

Aunque en otra ocasión dije lo que es para ese organismo una atrocidad, vale la pena repetirlo. “Es el uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político, y/o para provocar terror”.

Causa en Común documentó que en los primeros seis meses de este año se registraron 6 mil 460 víctimas de atrocidades. Los estados con más víctimas fueron Veracruz con 899; Chiapas con 704; Chihuahua con 404; Guanajuato con 253 y Baja California con 322.

Como siempre, la realidad le tapó la boca al gobernador Cuitláhuac García que hace apenas unos días declaró que Veracruz salió del top ten de los estados más violentos del país. Y uno no se explica tamaño disparate cuando en los primeros cuatro meses se registraron 11 masacres en la entidad.

Sin duda para evitar cualquier descalificación, Causa en Común documentó algunas atrocidades en Veracruz durante el primer semestre.

Ocho personas fueron asesinadas en Poza Rica el 1 de enero. Un niño fue asesinado de un balazo en la cabeza el 17 de enero en Río Blanco. Cuatro adultos y dos menores fueron acribillados a balazos en el puerto de Veracruz el 22 de enero. El 11 de abril fueron recuperados 20 cuerpos de fosas clandestinas ubicadas en la comunidad de El Palotal en Córdoba.

El 31 de mayo en Papantla, fueron hallados restos humanos dentro de unas cubetas. Siete personas fueron asesinadas a balazos en la localidad Sierra de Agua de Perote el 7 de junio, mientras que el 23 de ese mes una menor de 14 años y su madre de 32 fueron asesinadas, desmembradas, embolsadas y sus restos fueron tirados en la autopista Orizaba-Puebla.

¿Ahí paran las desdichas? No.

Otra atrocidad es la deforestación que se está llevando a cabo en seis estados del sureste donde una de las víctimas también es Veracruz y que documentan los investigadores Ryan C. Berg, Sara Fattori y Henry Ziemer en colaboración con el Center for Strategic and International Studies.

En su informe “Después de AMLO: el panorama económico, de seguridad y político en 2024” y en el capítulo “El Sureste mexicano”, los investigadores denuncian que el programa Sembrando Vida ha sido uno de los responsables de la desforestación de cientos de miles de hectáreas en Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán, además de nuestra entidad.

Explicado con palitos y bolitas Sembrando Vida tiene como objetivo que los campesinos siembren árboles maderables y frutales por los que el gobierno les paga 5 mil pesos al mes. Quien más siembra más gana. De ahí que se han tirado miles de árboles añosos para sembrar los nuevos arbolitos y el resultado ha sido fatal. Sólo en 2019 se desforestaron en Veracruz 13 mil 100 hectáreas “gracias” a Sembrando Vida.

En conclusión, tras casi cinco años México está regado de cadáveres y convertido en un agrietado páramo con graves problemas ecológicos (la escasez de agua, entre otros) por la brutal deforestación. Pero la 4T avanza; hacia el precipicio pero avanza y nos está jalando a todos.

No hay duda lector; basta mirar a nuestro alrededor para confirmar que estos fulanos sí están transformando al país. Palabra de honor.

bernardogup@nullhotmail.com