Debajo del hielo de la Antártida, un equipo de científicos encontró una gigantesca caverna en forma de catedral a la que denominaron un «mundo oculto», ya que esconde todo un ecosistema de criaturas marinas inesperadas.

El hallazgo se produjo cuando una expedición de investigadores de Nueva Zelanda perforó más de 500 metros de la barrera de hielo de Ross (ubicada en la costa de la Antártida Occidental), en un lugar donde había evidencia de un río subterráneo.

En efecto, hallaron el río, pero este fluía dentro de una caverna y estaba habitado por anfípodos, unas criaturas pequeñas de la misma familia que las langostas, los cangrejos y los ácaros.

“Poder observar y tomar muestras de este río fue como ser el primero en ingresar a un mundo oculto”, comentó a The Guardian, Huw Horgan, glaciólogo de la Universidad Victoria de Wellington y líder del Instituto Antarctica New Zealand, poco después de anunciar por primera vez su descubrimiento en junio de 2022.

Asimismo, la comparación de esta caverna submarina con una catedral se debe a que el techo de hielo es accidentado y posee ondulaciones pronunciadas.

No esperaban encontrar vida

De acuerdo con un comunicado, Horgan detectó el río subterráneo tras analizar varias imágenes satelitales de la Antártida en 2020, por lo que propuso perforar cientos de metros de hielo y ubicar cámaras en el canal submarino con el objetivo de averiguar cómo impacta el cambio climático en estas zonas. Sin embargo, no esperaban encontrar seres vivos.

“Hemos hecho experimentos en otras partes de la plataforma de hielo y pensamos que teníamos las cosas bajo control, pero esta vez surgieron grandes sorpresas”, sostuvo el profesor Craig Stevens, oceanógrafo físico del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera (NIWA).

“Durante un tiempo, pensamos que algo andaba mal con la cámara, pero cuando mejoró el enfoque notamos un enjambre de artrópodos de alrededor de 5 milímetros de tamaño”, añadió. “Estábamos saltando de alegría porque tener todos esos animales nadando alrededor de nuestro equipo significaba claramente que hay un ecosistema importante allí”.

Si bien señalan que estos animales ya habían sido documentados por anteriores estudios, resulta interesante saber “de dónde proviene su comida y por qué su presencia fue tan variable durante los 10 días” de observación, indicó el oceanógrafo.

Los expertos seguirán estudiando este nuevo ecosistema, puesto que quieren comprender cómo es que persisten los nutrientes a esa temperatura y profundidad del mar. No obstante, también se mostraron preocupados por la posibilidad de que estos entornos ocultos se encuentren en riesgo a causa del cambio climático.

Por último, los científicos pueden aprovechar esta expedición para investigar cómo evoluciona un ecosistema aislado del resto del mundo, como la Cueva de Movile, que estuvo sellada por más de cinco millones de años.

larepublica.pe

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