La noche del lunes el presidente fue enterado (de manera “oficial”), de acuerdo a datos estadísticos generados en Palacio Nacional, que, de no haber cerrado la puerta de la mañanera a Xóchitl Gálvez para ejercer su derecho de réplica, la senadora no habría crecido de manera exponencial.
Para nadie es un secreto que quien puso a Gálvez en la carrera presidencial fue el propio tabasqueño, pero la información nueva apunta a que sus propios datos (los generados al interior de su equipo), confirman que las cosas serían distintas si AMLO hubiera actuado de otra manera.
La oposición se encontraría únicamente con Santiago Creel y Enrique De la Madrid como serios contendientes, y no con una mujer que en ningún momento se contempló cuando pensaron en Sheinbaum como candidata. AMLO habría configurado su plan de otra manera si Xóchitl Gálvez hubiera brotado meses antes.
Siempre pensaron en Gálvez para la candidatura por la CDMX, pero nunca rumbo a la presidencial, y hay preocupación en López Obrador, y no necesariamente porque sienta que “ya perdió”, sino porque la elección ahora será de “pronóstico reservado”, cosa que nunca figuró en su panorama.
Cuando AMLO pensó en Sheinbaum para encabezar la candidatura no aparecía “una Xóchitl” en el horizonte, pero sí un Creel o una Lilly Téllez, y la segunda siempre les preocupó más que el exsecretario de gobernación, por la disrupción que representaba, aunque a decir de ellos, “había más armas para atacarla”.
Cuando Téllez se bajó de la contienda en Palacio Nacional celebraron lo que consideraban una victoria “cantada”, pero llegó alguien más complicada que la senadora sonorense, o con menos puntos de ataque. ¿Quién lo iba decir? Fue el propio tabasqueño quien le dio vida a la oposición.
AMLO sostiene reuniones diarias para encontrar aquella ruta que le permita a Sheinbaum no tropezar frente a Xóchitl Gálvez. Veremos qué ocurre.
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