El Presidente la dejó en el limbo en sus aspiraciones y en estos días Rocío Nahle, quien ya se había acostumbrado a la miel, comprueba que la política también da grandes cucharadas de hiel.

En Veracruz saben esto y sin formas comenzaron a hacerla a un lado y, al mismo nivel de la guerra de las corcholatas, ya se lanzaron para conseguir ser los candidatos a la gubernatura.

¿El bache en el que ha caído la secretaria de Energía tiene que ver con los problemas para echar a andar, en la realidad, la refinería de Dos Bocas? Evidentemente sí. Nahle es una de las personas del círculo cercano al presidente López Obrador. Integrante del ala radical de la 4T, con acceso a su jefe, a la esposa de éste y a la aún principal aspirante a la candidatura presidencial Claudia Sheinbaum, logró gran fuerza. A la ingeniera química López Obrador la hizo diputada y coordinadora del primer grupo parlamentario de Morena. Después la promovió para que fuera senadora, cargo que prácticamente no ejerció pues inmediatamente la nombró secretaria de Estado. Y desde la plataforma de la Secretaría de Energía, aprovechando ser parte del influyente grupo radical, pero sobre todo por su cercanía con el líder de la Cuatroté, empezó a operar para ser la candidata y la primera gobernadora de Veracruz.

En sus pretensiones no tenía oponentes, o sí los tenía, pero los opacaba o arrasaba. Tejió una red de apoyos en Veracruz, imponiendo candidatos y por lo tanto teniendo consigo a regidores, síndicos, alcaldes, diputados y hasta secretarios de despacho, varios de los cuales, por cierto, fallaron en el desempeño de su funciones.

Pero la secretaria de Energía avanzaba en su objetivo sin grandes sobresaltos, con el importante respaldo del gobernador Cuitláhuac García… hasta que se le atravesó la realidad de que una refinería no puede construirse en cuatro años ni con un costo de 8 mil millones de dólares.

Ahora ya van 5 años de construcción, se ha gastado al menos el doble de lo planeado inicialmente y la refinería todavía está lejos de ser lo prometido.

Así las cosas, más allá de esas fallas, está haciendo incumplir a López Obrador en uno de sus principales compromisos con los que quiere pasar a la historia.

El Presidente públicamente podrá defender la obra, pero estaría consciente de la situación real. Así que en tanto su colaboradora dice que ve a Veracruz como su casa y destino, él comentó públicamente que no sabe si su secretaria renunciará para ser candidata.

Pero desde días antes acá se desataron, como que ya sabían que Nahle incumplirá al Presidente y que se le está yendo de las manos la candidatura.

Por eso vemos a Manuel Huerta bailar samba; a su otrora seguidor el constructor Ricardo Exsome pasarse a otro bando, y al antiguo aliado de Rocío, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, tapizar Veracruz con sus espectaculares, disputándole al tú por tú, sin formas, la candidatura y mandándola al fondo en una encuesta.

Ahora sí la división alcanzó a todos. Nahle conoce ya a plenitud la hiel de la política, pero a sus ahora enemigos en la 4T que no se les olvide que en la política no hay muertos.