Lo que debió ser el día más importante de la vida política de Rocío Nahle, el arranque de operaciones de la Refinería de Dos Bocas, se convirtió en la fecha que podría significar la tumba política de sus aspiraciones al gobierno de Veracruz.
Hace seis meses, la agenda aprobada para celebrar el quinto aniversario del triunfo de López Obrador era visitar la refinería Olmeca para atestiguar el refinamiento del primer barril de petróleo y por la tarde, acudir al AMLO Fest. Sería un día perfecto para el Presidente… hasta que la Nahle se lo echó a perder.
Tal y como lo pronosticaron todos los expertos, Dos Bocas no refinará un solo barril de petróleo en lo que resta de este sexenio; por el contrario, es más probable que se presente un accidente debido a que se están omitiendo muchos protocolos de seguridad debido la premura que se exige a los contratistas por parte de la desesperada Secretaria de Energía. La semana pasada ya ocurrió el primero.
Este primero de julio, en su extravío, Rocío Nahle sólo atinó a enviar un mensaje de felicitación por el Día del Ingeniero y le dedicó algunas líneas a la nueva “rock star” de la política nacional, Xóchitl Gálvez, quien se fue a dar un rol a Dos Bocas para poner en evidencia que falta mucho para que la refinería funcione.
Cierto o no, en su desesperación, se corrió el rumor de que la Nahle estaba preparando un gran montaje, llevando gasolina refinada en cientos de pipas para simular que la planta ya estaba funcionando. Alguien debió advertir al Presidente que esto sería un suicidio, que nadie se tragaría el engaño.
La salida que encontraron el Presidente y Rocío Nahle fue que se trataba de la primera carga de petróleo crudo para refinar. Pero, ¿acaso no es esa la función de los oleoductos para llevar directamente el combustible a la refinería? Todo fue un fiasco total.
Rocío Nahle está herida de muerte. Dos Bocas será el mayor fracaso de este gobierno. Ayer, el periódico más influyente de Coatzacoalcos, con un vínculo íntimo con el presidente, destacó que el mismo sábado, López Obrador desconoció nuevamente las aspiraciones de la Secretaría de Energía para gobernar Veracruz.
Es posible que uno de estos días aparezca, como antaño, en el canal 5 y el servicio a la comunidad, solicitando información para conocer su paradero.
A Morena se le apareció el diablo: Xóchitl Gálvez
Y si la preocupación de Claudia Sheinbaum era cómo parar la carrera de Marcelo Ebrard y el crecimiento de Adán Augusto, ahora la cosa se le puso color de hormiga con la irrupción de Xóchitl Gálvez como casi la segura candidata del Frente Amplio por México a la Presidencia.
Resulta que la Gálvez es mujer –por tanto, el discurso de ser la única en la competencia se va a la basura-, tiene experiencia de gobierno tanto en el gabinete como en una alcaldía de la Ciudad de México, pero sobre todo, está mucho mejor preparada que la corcholata favorita y se está convirtiendo en un fenómeno de comunicación política.
La Gálvez tiene un origen genuinamente indígena; es un personaje sin filtros; su lenguaje directo y alvaradeño la muestra como un personaje del pueblo, aunque los corifeos morenistas la vinculen con los grandes empresarios.
Xóchitl Gálvez es la misma que es capaz, ella sola, se plantarse a pegar de madrazos en la puerta de palacio nacional, amparo en mano, para retar al Presidente en su propia cancha, la mañanera, a un debate público sobre sus dichos.
No teme a desafiar a la cúpula morenista sabedora que no tiene difuntos en el closet, como sí es el caso la Sheinbaum, Ebrard y Adan Augusto, tanto por la línea 12 del metro como por los excesos de las fuerzas armadas.
La súbita e inesperada aparición de Xóchitl Gálvez podría cambiar de golpe todo el tablero de ajedrez presidencial. Ella no tiene nada que perder, en cambio, todo el proyecto transexenal de la 4T estaría en riesgo.
La Sheinbaum ya no crecerá más en conocimiento y aceptación, por lo que, si para mediados de agosto la distancia se reduce, entonces tendrían que optar por un nuevo plan, que incluiría a Adán Augusto como el representante del ala dura de Morena.
El problema de Adán Augusto es el mismo de Labastida, Santiago Creel, Ernesto Cordero o José Antonio Meade. Siendo los favoritos del presidente, nomás no pelan ante un electorado que suele votar por fenómenos mediáticos como Fox, Peña y López Obrador.
Xóchitl Gálvez tiene todas las condiciones para convertirse en ese fenómeno que estaban esperando. Hay tiro.
¿Caras nuevas o las mismas de siempre?
En su artículo dominical que publica en Formato Siete, el ex senador y aspirante a gobernador, Héctor Yunes Landa planteó la disyuntiva que surge cada elección: ¿caras nuevas o los mismos de siempre.
Entre otras cosas, dice: “En Veracruz tres de los mejores gobernadores que ha tenido el estado: Agustín Acosta Lagunes (51) y don Fernando Gutiérrez Barrios (59) llegaron al poder tras una larga y muy productiva carrera política, en la administración pública y el sector privado.”
“En contraparte, Cutiláhuac García Jiménez (50) o Javier Duarte (37) confirman que las “caras nuevas” han sido los peores gobernadores de la historia moderna de Veracruz.” ¡Tiene el chipo lleno de razón, gritan desde la tribuna!
Entonces, ¿sólo los políticos con edad y trayectoria pueden ser buenos gobernantes? Eso tampoco es necesariamente cierto. México Justo en estos últimos 5 años lo sufre en carne propia.
¿Caras nuevas? López Obrador jugó tres veces la presidencia. “Es el Presidente con mayor edad en asumir el poder desde Victoriano Huerta en 1913 y será el mandatario más veterano en dejar el cargo desde Porfirio Díaz en 1911 ¡López Obrador es el Presidente con mayor edad en más de un siglo!”
Y todas las corcholatas morenistas suman más de 60 años. ¡¡Mocos!!
Para salir de la ratonera
Las historias sobre el mandatario que de la protesta callejera llegó a gobernar a su estado parecen sacadas de la Rosa de Guadalupe. Sería más ilustrativa la fábula del burro que tocó la flauta.