Este jueves, en una entrevista exclusiva que concedió a una importante radiodifusora local, el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued, se descartó para la gubernatura y manifestó su apoyo a la secretaria de Energía, Rocío Nahle.
No son pocos sus simpatizantes y aliados, que no militan en Morena, que se dijeron decepcionados por la declinación del exdiputado y senador con licencia.
Ahued había concitado la simpatía y apoyo de empresarios y profesionistas de otras filiaciones políticas y regiones de Veracruz que veían en él la mejor opción del obradorismo para impulsar el sexenio siguiente desde la gubernatura el desarrollo social y económico del estado. “Nosotros vamos por el hombre, no por el partido”, expresaban desde que contendió en 2021 por segunda vez por la alcaldía xalapeña. Confiaban en que su buen desempeño como munícipe lo catapultaría al otro Palacio de la avenida Enríquez, donde despacha el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez. Pero no bastaba sólo con sus buenos resultados, sino también su decidido interés por alcanzar la candidatura, tal como lo viene haciendo desde hace un año el diputado federal morenista nativo de Minatitlán, Sergio Gutiérrez Luna, repudiado por el grupo en el poder.
“Yo no me voy a pelear con nadie por ser candidato”, suele repetir una y otra vez a quienes en corto le preguntan sobre sus aspiraciones por gobernar Veracruz a partir de diciembre del año próximo.
Esperaba que, en esta ocasión, como todas las veces anteriores en que fue postulado a un cargo de elección popular, el gobernante en turno o los líderes de los partidos fueran a su casa a ofrecerle la nominación.
Así pasó en 2004, cuando el alcalde saliente Reynaldo Escobar lo convenció para que contendiera por el PRI y le sumara votos en Xalapa al candidato priista a la gubernatura, Fidel Herrera. Y sí, Ahued arrasó, pero el senador cuenqueño perdió en la capital veracruzana y en el resto del estado, según afirmaría en la sucesión estatal de 2016 el secretario duartista de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, quien 12 años atrás había contendido como candidato del PAN en contra de Herrera Beltrán, que oficialmente fue declarado triunfador por un escaso margen de 25 mil votos que validaron los tribunales electorales.
Después de concluir su primera administración municipal, Ahued fue el caballo de batalla del priismo para ganar las diputaciones federal y local en Xalapa en 2009 y 2013. En 2016 terminó distanciándose del partido tricolor por las amenazas que recibió al final del régimen del gobernador Javier Duarte. Y es que, como legislador, el empresario oriundo del estado de Hidalgo pero avecindado en Xalapa desde niño, muchas veces se abstuvo o votó en sentido contrario a la consigna ordenada a la bancada tricolor. En 2009, por ejemplo, se manifestó en contra del incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que la mayoría priista en el Congreso de la Unión aprobó que subiera de 15 a 16 por ciento.
Por eso, en 2018, un connotado operador político de Andrés Manuel López Obrador lo convenció de que se sumara al proyecto de la Cuarta Transformación y aceptara ser postulado por la alianza de Morena como candidato a senador, en la fórmula encabezada por Rocío Nahle, quien originalmente iba a llevar de compañero a Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
La historia ya se conoce. El actual super delegado de la Secretaría del Bienestar fue bajado de la candidatura que de última hora le fue entregada a Ahued. Desde entonces el coordinador de los programas para el desarrollo en el estado de Veracruz hizo patente su animadversión hacia el empresario expriista.
Pero ahora, muy difícilmente, volverá a repetirse esta historia. Nahle ni nadie le cedería la nominación a gobernador. A menos que dentro de unos meses ocurriera una catástrofe política o ruptura al interior de Morena y Ahued se erigiera en factor de unidad que le garantizara el triunfo en Veracruz a quien resulte designado para suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿O se atrevería a jugársela con Marcelo Ebrard, a quien acompañó al despacho del gobernador García Jiménez en su reciente visita a Xalapa, si es que el canciller finalmente contendiera por otra fuerza política en caso de no ser postulado por el partido obradorista?
Y es que ambos no son mal vistos por el Partido Verde y Movimiento Ciudadano. ¿Pero será suficiente para enfrentar a la maquinaria gubernamental de Morena y a la coalición opositora del PAN-PRI-PRD?