Cortos se deben quedar quienes traten de medir la dimensión de la obra que realizó en la Universidad Veracruzana Roberto Bravo Garzón. Durante su rectorado nuestra Casa de Estudios fue realmente un estado dentro de otro, es decir, la Universidad Veracruzana tuvo un peso político semejante al del Estado. No tenemos idea de cuántos universitarios de aquellos tiempos sobreviven pero menos si alcanzaron a dimensionar que con su trabajo, el que fuera, colaboraron al engrandecimiento de una institución de educación superior que se llegó a colocar en el segundo lugar del ranking nacional en cuanto a este tipo de instituciones, luego de la UNAM. Y es que su guía, líder y máxima autoridad (no el gobernador en turno) el maestro Roberto Bravo Garzón tenía una idea muy clara sobre lo que tenía que ser la Universidad: una institución formadora de los cuadros que la sociedad productiva necesitaba para seguir creciendo; una institución donde se apoyara la investigación científica creando institutos para detonar esa cara tan importante de la educación universal y difundiendo la cultura mediante el impulso de grupos creados como la Orquesta Sinfónica de Xalapa a la que puso a dirigir al gran maestro Luis Herrera de la Fuente, como la creación de un grupo que rescatara la música, los bailables y los colores de un vestuario auténticamente indígena como es el Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana, embajador cultural de México ante el mundo durante el sexenio del presidente José López Portillo. Y qué decir de las artes plásticas, de la música en todas sus manifestaciones, grupos como el Orbis Tertuis y el Ensamble de Música de Polonia, pusieron el ejemplo de que en una universidad de estado, con un rector con una gran  altura de miras se pudiera promover todo, como la actividad teatral con directores teatrales como Hugo Arguelles. Nuestra Universidad Veracruzana no solo creció en cinco zonas del estado donde la producción demandaba profesionales, no, creció en todos los sentidos; en calidad Académica, en investigación científica y en difusión de la cultura, gracias a la gran visión que como guía de una institución de educación tuvo el gran maestro Roberto Bravo Garzón, quien este 25 de mayo cumple 11 años de haber partido dejándonos un legado cultural, de investigación y académico para la historia.