De su generación, Dante Delgado ha sido, hasta ahora, el político veracruzano más visionario y audaz.
En 1979 un grupo priista en el poder no lo dejó ser alcalde de Córdoba, pero en 1988 el Congreso local lo designó gobernador sustituto de Veracruz para relevar a don Fernando Gutiérrez Barrios, quien fue invitado por el presidente electo Carlos Salinas de Gortari a su gabinete como secretario de Gobernación.
En 1996, siendo Procurador Agrario del gobierno federal, se propuso hacer un partido político nacional de centroizquierda y muchos se burlaron de él por atreverse a lanzarle flechas a la luna. Comenzó con la asociación política Convergencia por la Democracia, por la cual tuvo que pasar un año en la cárcel de Pacho Viejo, desde cuya celda operó en la sucesión municipal de 1997 en una alianza de facto con el PRD –dirigido entonces por Andrés Manuel López Obrador– para arrebatarle al PRI, junto con el PAN, 106 de los 210 ayuntamientos que existían en aquel momento en Veracruz y que en su mayoría gobernaba desde hacía décadas el partido hegemónico tricolor.
El 5 de diciembre de 1998 tuvo su primera Asamblea Nacional Constitutiva y el 1 de agosto de 1999 el ahora extinto IFE (Instituto Federal Electoral) le entregó el registro jurídico como Partido Político Nacional. En 2002 se acortó el nombre a Convergencia y en 2011 adoptó el de Movimiento Ciudadano.
En las elecciones federales de 2021 fue una fuerza política menor, pues solo recibió el 7.01% de los votos emitidos. Actualmente cuenta con 24 diputados federales, 8 senadores y gobierna los estados de Jalisco y Nuevo León. Hasta febrero de 2020 tenía oficialmente 229 mil 479 militantes.
En la sucesión presidencial de 2018, después de haber postulado en 2006 y 2012 a López Obrador en alianza con el PRD y PT, Dante se sumó a la coalición Por México al Frente, del PAN y el partido del sol azteca, que abanderó al panista Ricardo Anaya. Inclusive, como parte de ese bloque opositor, en Veracruz apoyó también la candidatura a gobernador de Miguel Ángel Yunes Márquez, lo que le generó fuertes críticas y el distanciamiento de algunos amigos y aliados por tratarse del hijo del entonces mandatario de Acción Nacional, Miguel Ángel Yunes Linares, quien como secretario de Gobierno había operado 22 años atrás su encarcelamiento.
Sin embargo, luego de ese rotundo fracaso, Delgado Rannauro se negó a coaligarse con el PAN, PRI y PRD en los procesos locales de 2020 y 2021, y hasta ahora sigue resistiéndose a sumarse a ellos en 2024. Le han insistido que su partido no gana solo. Pero, por su actitud, pareciera tener “otros datos”. Seguramente apuesta a repetir el campanazo de Nuevo León, donde su candidato Samuel García, un joven exsenador muy carismático, inició la campaña en un lejano tercer lugar, superado en las encuestas por más de 20 puntos de ventaja por la guapa exalcaldesa expriista de General Escobedo, Clara Luz Flores Carrales, de Morena. Pero, al final, el abanderado naranja ganó con 34% de los votos, seguido por Adrián de la Garza, del PRI (29.9%) y Fernando Larrazábal, del PAN (18.3%). La del partido guinda, que era la favorita, solamente obtuvo 14%.
Dante ha de calcular que de los 30 millones de votantes que en 2018 llevaron a AMLO a la Presidencia, por lo menos la mitad están decepcionados y no apoyarán a su candidata o candidato. También sabe que hay movimientos de la sociedad civil que recientemente se manifestaron en la Ciudad de México y en diversas urbes del país en defensa del INE, cuyos líderes y activistas buscan espacios de participación política que las cúpulas del PAN y PRI les van a regatear.
Y aunque su relación con López Obrador se fracturó desde antes de la sucesión presidencial de 2018, cuando el tabasqueño decidió crear su propio partido en 2013, Dante ha de presuponer también que, en el peor de los escenarios, el Presidente dejaría transitar más a un candidato opositor de un partido de centroizquierda, como Movimiento Ciudadano, que a otro postulado por la oposición conservadora y de ultraderecha.
¿Por eso es que se rumora también que si el canciller Marcelo Ebrard no resultara nominado por Morena, su Plan B podría ser Movimiento Ciudadano, partido que en 2015 lo quiso blindar como diputado federal plurinominal ante la persecución emprendida por el entonces presidente Enrique Peña Nieto en contra del exjefe del Gobierno perredista de la Ciudad de México?
Sospechan de amiguismo en Poder Judicial Federal
Ahora que está bajo el escrutinio público la actuación de los ministros de la Suprema Corte y jueces federales, nos cuentan el caso del magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Roberto Dorantes Romero, quien en 2019, al cumplir 70 años, fue retirado de sus actividades como integrante en ese entonces de la Sala Familiar, por alcanzar dicha edad. Ante esta situación, el togado promovió un juicio de amparo, el cual quedó radicado en el Juzgado Decimoséptimo de Distrito en Veracruz con residencia en Xalapa, bajo expediente 402/2019.
Para beneplácito del Magistrado quejoso, el titular de dicho juzgado es el Juez Federal Jesús Arturo Cuéllar Díaz, de quien presume tener mucha cercanía y una gran amistad, pues, a decir de él, es quien lo apoyó para que fueran cumplidos todos sus reclamos y hasta presuntos caprichos.
Cuestión que al parecer se vio corroborada, pues en diciembre del 2021, tras una resolución del Juez Decimoséptimo, Dorantes Romero fue reincorporado en su cargo por parte del Pleno del Poder Judicial del Estado, quien acordó regresarlo a las labores dentro la Institución y pagarle los salarios caídos, mientras no laboró, adscribiéndolo a la Visitaduría.
Sin embargo, el Magistrado no estuvo conforme con dicha situación, por lo que una vez más se acercó a su amigo el Juez Federal para que lo apoyara en regresar a la Octava Sala Familiar, de quien presume ser fundador, solicitando a su vez le fueran pagados todos los vales de gasolina que se generaron cuando no estaba laborando. Petición que fue aceptada por el Juzgador Cuéllar Díaz, quien requirió al Poder Judicial del Estado que lo hiciera de esa manera.
Por sesión del Pleno del Tribunal Superior de Justicia del 26 de abril del presente año, los Magistrados que lo integran acordaron reincorporarlo a la Sala Familiar aludida, así como pagarle los vales de gasolina solicitados, los cuales, según se dice, ascienden a más de cien mil pesos y de los que presume en grupos de WhatsApp.
El cumplimiento cabal al fallo amparador fue notificado al Juzgado de Distrito encargado de este asunto de manera inmediata, quedando pendiente las manifestaciones del quejoso, la calificación de éste por parte del Juez Federal y, en su caso, controvertirlo mediante el recurso de inconformidad.
De lo que se extrae que, lejos de pensarse que este asunto se puede dar por terminado, lo cierto es que el Magistrado Roberto Dorantes aún cuenta con opciones para alargarlo de manera injustificada, pues como se apuntó al principio, éste presume ser muy amigo del juez federal Jesús Arturo Cuéllar, a tal grado que está en sus posibilidades retardarlo en contra del Poder Judicial de Veracruz.
Obviamente, existen voces que se preguntan hasta cuándo parará la ambición de este personaje, quien se vale de una institución tan noble como lo es el juicio de amparo. Esperemos que todo esto no sean más que manifestaciones sin fundamento, siendo ésta una oportunidad de oro también para que el Juez Decimoséptimo de Distrito demuestre fehacientemente que el Poder Judicial Federal no actúa movido por caprichos y mucho menos por el amiguismo.