La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos supo de las actividades delictivas de los grupos criminales “Los Chapitos” y el Cártel de Sinaloa relacionadas con el fentanilos, gracias a tres infiltrados al interior de la organización cuya cabeza son los hijos de Joaquín “el Chapo” Guzmán.
La organización, liderada por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López, fue expuesta a través de fotografías, conversaciones telefónicas intervenidas y descripción de detalles sobre la distribución de fentanilo que hicieron a EUA de 2017 a 2022.
En la audiencia de Ovidio Guzmán “el Ratón”, celebrada el pasado 7 de marzo ante un juez de Almoloya de Juárez, la Fiscalía General de la República (FGR) aseguró que, al menos hasta mayo de 2021, estos tres espías eran:
- Miguel Alonso Payán, miembro del grupo de seguridad de Ovidio Guzmán.
- Juan Carlos Arce Cabrera, distribuidor de narcóticos.
- Un hombre identificado con las claves «NN”, quien era administrador de las bodegas de droga del cártel en California.
Según Reforma, los dos primeros eran miembros de la organización criminal, pero no se aclara si entregaron información a la DEA como parte de una negociación para reducir sus condenas. El tercero sería un elemento colocado por la misma DEA en las redes del Cártel de Sinaloa, esto porque es el único cuya identidad no fue revelada al Gobierno de México en el expediente de extradición. De ellos, solo uno ya fue sentenciado.
Fabricación de fentanilo
Del que se sabe más, es del originario de Culiacán, Alonso Payán. Él fue vigilante de los laboratorios de fentanilo y declaró que el Cártel de Sinaloa enviaba hasta 500 mil pastillas mensualmente de la sustancia opioide a EUA, según se lo informó su primo Jimmy Loera.
Detalló cómo se “cocinaba” el fentanilo en Navolato, al interior de un sótano al que sólo se podía acceder en elevador. De acuerdo con sus testimonios, de ahí salían diariamente decenas de barriles de 200 litros: «La entrada del laboratorio podía ser cubierta con tierra y ramas, tenía estufas y prensas para hacer kilos de pastillas de fentanilo. Se enviaban de 400 mil a 500 mil píldoras de fentanilo en aviones pequeños a la frontera», informó.
El infiltrado proporcionó a la DEA fotografías de laboratorios, dinero y autobuses que transportaban fentanilo. La agencia también tiene fotos de Alonso en las que aparece disparando o portando un arma AK-47 y una granada. Fue en 2021 que Alonso dejó de trabajar para “los Chapitos”.
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