La orden fue del presidente e incluía desmarcar, de inmediato y sin cortapisas, tanto a Marcelo Ebrard como a Adán Augusto López de la tragedia en Ciudad Juárez. Ni siquiera lo puso a discusión con los ahí presentes, “ellos tienen que concentrarse en lo suyo”.
Fue de esa forma como AMLO instruyó a Rosa Icela Rodríguez se hiciera cargo de lo acontecido con los migrantes. De esta manera, el canciller y el titular de gobernación sólo tendrían que dedicarse, (con la maestría que les caracteriza), a ser esquivos sobre el tema.
La idea era clara: que todo el peso respecto al asunto de los migrantes fallecidos recaiga sobre cualquiera, menos en los hombros de quienes por naturaleza tendrían que responder, pues para “desgracia institucional”, ambos tienen opciones de ser candidatos al 2024.
La decisión se tomó en Palacio Nacional apenas se observó el video donde los migrantes son encerrados. Los dos estuvieron de acuerdo con AMLO: Ebrard y Adán Augusto continuarían con su agenda promocional.
Cualquiera sabe que un evento como el de Ciudad Juárez, a tan poco tiempo de una elección, puede costarle la cabeza hasta al más aventajado aspirante, de aquí que AMLO decidiera (porque fue él), dejar el seguimiento a una mujer sin opción de perder algo: su secretaria de seguridad ciudadana.
De igual forma, el tabasqueño pidió a su mejor operador en el senado, Ricardo Monreal, evitara que Ebrard y Adán Augusto fueran citados a comparecencia alguna. “No me los toquen ahorita”, dijo, “ya está muy cerca la elección”.
¿Será que a pesar de marcar distancia con lo ocurrido en Ciudad Juárez, se vean afectados tanto el canciller como el secretario de gobernación rumbo al 2024?
Ya veremos.
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