Los géiseres observados en la región polar sur de la luna Encélado de Saturno tienen explicación en corrientes procedentes de su núcleo rocoso y que ascienden por el océano bajo su corteza helada.

Es la conclusión de un nuevo estudio dirigido por científicos de la UCLA (Universidad de California Los Ángeles), que muestra que el proceso está determinado por el calentamiento de marea que se produce en el interior del planeta.

Esto produce corrientes que transportan el misterioso sílice detectado en los respiraderos hidrotermales de aguas profundas observados en la superficie.

La nave Cassini de la NASA encontró cantidades sustanciales de gas hidrógeno en los penachos que, junto con el sílice, presentan pruebas convincentes de actividad hidrotermal en el fondo oceánico. El modelo teórico ideado por el equipo dirigido por la UCLA refuerza esa hipótesis al demostrar un marco temporal plausible para el proceso y un mecanismo convincente que explicaría por qué los penachos contienen sílice.

El nuevo modelo demuestra que la fricción calienta el fondo del océano lo suficiente como para crear una corriente que transporta las partículas de sílice hacia la superficie.

El modelo también ayudaría a explicar por qué otros materiales son transportados a la superficie, junto con las partículas de sílice.

«Nuestro modelo apoya aún más la idea de que la turbulencia convectiva en el océano transporta eficazmente nutrientes vitales desde el fondo marino hasta el cascarón de hielo», afirma en un comunicado Emily Hawkins, autora del estudio y antigua alumna de la UCLA, que ahora es profesora adjunta de Física en la Universidad Loyola Marymount.

En la Tierra, fuentes hidrotermales similares albergan multitud de fascinantes organismos que se alimentan de los minerales que liberan.

En el futuro, las naves espaciales podrían recoger más datos que permitan a los científicos seguir estudiando las propiedades físicas y químicas de los posibles sistemas de ventilación hidrotermal de Encélado. Para determinar si esos respiraderos podrían albergar vida, los científicos tendrían que analizar los penachos en busca de rastros químicos de actividad biológica, conocidos como biofirmas; el nuevo estudio ofrece algunas orientaciones que deberían ayudar en la búsqueda de esas biofirmas.

Los planes de la NASA para la próxima década incluyen misiones que sobrevolarían, orbitarían y aterrizarían en Encélado para recabar más información. El equipo dirigido por la UCLA tiene previsto desarrollar modelos adicionales que podrían ayudar a dar forma a los planes de esas misiones.

La investigación se publicó en Communications Earth & Environment.

europapress.es

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