El caso del señor Genaro García Luna, condenado por la justicia norteamericana por los delitos que cometió desde el cargo que ostentaba como titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) con Vicente Fox Quesada y luego como Secretario de Seguridad Nacional con Felipe Calderón Hinojosa, debe darnos un referente de cómo anda la justicia en México y cómo se aplica en los Estados Unidos. Aquí a quienes delinquen se les protege, se les respeta y se les apoya dando impunidad a sus criminales acciones; nuestros vecinos del norte los persiguen, los atrapan y los procesan, con jueces auténticos, imparciales, honestos y autónomos, nosotros no, ahí tenemos a una ministra de la Suprema Corte de la Nación, la señora Yasmín Esquivel, que logró obtener su título de licenciada en derecho por la UNAM gracias a que plagió la tesis de uno de sus compañeros, esa señora es protegida del presidente AMLO quien intentó ponerla como presidenta de la Suprema Corte de la Nacióny de no ser por el escándalo que se armó con lo de la tesis balín ahí estuviera al servicio del presidente. Ese es el tipo de justicia que tenemos en este país donde los fiscales son puros ignorantes y corruptos a los que ponen en esos cargos para manipularlos desde el ejecutivo y tenemos jueces que dictaminan sentencias de acuerdo a la línea que les dan o a los moches que reciben. Es cierto, Felipe Calderón Hinojosa, con quien más abusó García Luna del cargo, debe dar cuando menos una explicación a los mexicanos de porqué actuó como lo hizo, y de ser culpable de un delito por encubrimiento o por dar impunidad a un delincuente, tiene que ser procesado de acuerdo a lo que nuestras leyes señalen. Pero así como a él también se debe investigar las relaciones de Enrique Peña y Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado porque, los analistas políticos, los periodistas serios y honestos, los intelectuales y quienes tienen un poco de cerebro sabemos que estamos viviendo en un narcoestado, que las campañas de los candidatos del partido en el poder, el que sea, son financiadas por esas bandas y que muchos de los cargos de la administración pública federal, estatal y municipal, son comprados por la delincuencia organizada. García Luna y el General Cienfuegos son solo botones de muestra de lo que viene pasando en México desde hace muchos años con la anuencia de nuestras autoridades.