Kahramanmaras, Turquía. Naciones Unidas lamentó este domingo las demoras en la llegada de ayuda humanitaria al noroeste de Siria, devastada por el sismo que dejó más de 33 mil muertos en ese país y la vecina Turquía, una cifra que podría duplicarse.
Los últimos balances hablan de 33 mil 179 fallecidos (29 mil 605 en Turquía y 3 mil 574 en Siria), por el terremoto más violento en la región desde hace 80 años.
Un nuevo convoy de Naciones Unidas llegó este domingo al noroeste de Siria, pero el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, insistió en que se necesita más apoyo para las millones de personas que perdieron sus casas en el sismo del lunes.
«Hasta ahora le hemos fallado a la gente del noroeste de Siria. Tienen derecho a sentirse abandonados, esperando una ayuda internacional que no ha llegado», dijo Griffiths.
«Mi deber y mi obligación es corregir este fracaso lo más rápido que podamos», afirmó.
La ayuda ha llegado a cuentagotas en Siria, y cuyo sistema de salud e infraestructuras han sido lastrados por más de una década de guerra.
El convoy de este domingo, integrado por una decena de camiones transportando herramientas para rescate, mantas y colchones, cruzó por el paso fronterizo de Bab al Hawa desde Turquía, según un corresponsal de AFP.
Bab al Hawa es el único punto de acceso para que la ayuda internacional llegue a las zonas rebeldes de Siria, enfrentadas al gobierno de Bashar al Asad, sancionado por Occidente.
«Apoyar al pueblo sirio»
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se reunió con Asad en Damasco y aseguró que el líder sirio se mostró dispuesto a abrir nuevos pasos fronterizos para ayudar a las zonas rebeldes del noroeste, enfrentadas al gobierno.
El presidente «me indicó estar abierto a la idea de permitir puntos de acceso transfronterizos para esta emergencia», dijo a los periodistas en Damasco.
El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió por su parte dejar a un lado la política.
«Estamos movilizando fondos e intentando decir a todo el mundo que deje a un lado la política», declaró en Damasco.
«Es el momento de unirse detrás de un esfuerzo común para apoyar al pueblo sirio», añadió.
En medio de un escenario devastador y un frío glacial, decenas de miles de socorristas locales y extranjeros trabajan entre las ruinas en busca de señales de vida.
Pero los temores por la seguridad de los equipos de socorristas han obligado a suspender algunas operaciones y decenas de personas han sido arrestadas en Turquía acusadas de realizar saqueos tras el sismo, según la prensa estatal.
Un equipo israelí de voluntarios anunció el domingo que se retiró tras las «significativas» amenazas a su seguridad en Turquía.
Milagros
En medio de las rudas condiciones del invierno, siguen registrándose casos milagrosos de personas encontradas bajo los escombros, pero los expertos advierten que las esperanzas de encontrar supervivientes disminuyen con cada día que pasa.
Casi 160 horas después del sismo de magnitud 7.8, los rescatistas siguen encontrando sobrevivientes. Un niño de ocho años fue rescatado en Gaziantep y una mujer de 63 años en Hatay, según los medios estatales.
El sábado Griffiths había advertido que el saldo de víctimas todavía podía aumentar considerablemente.
«Es realmente difícil estimar de forma muy precisa, porque tienes que llegar debajo de los escombros, pero estoy seguro de que se va a duplicar o más», afirmó Griffiths. «Es aterrador», agregó.
La OMS estimó que 26 millones de personas se vieron afectadas por el terremoto y lanzó un pedido urgente para recaudar 42.8 millones de dólares y financiar las necesidades de salud urgentes.
Según la agencia turca para las situaciones de emergencia y desastres naturales, cerca de 32.000 personas están movilizadas en las operaciones de rescate, así como más de 8 mil rescatistas extranjeros.
Pero en muchas zonas, los equipos carecen de sensores, lo que implica que su trabajo se reduce a excavar con cuidado los edificios derrumbados con palas o incluso con las manos desnudas.
«Si hubiéramos tenido este tipo de equipamiento, habríamos salvado cientos de vidas, quizás más», dijo Alaa Moubarak, director de Defensa Civil de Jableh, en el noroeste de Siria.
El Ministerio de Transporte de Siria dijo que más de 62 aviones con ayuda aterrizaron esta semana en el país y que llegarán más en los próximos días, con ayuda de Arabia Saudita.
Qatar anunció que enviará 10 mil cabinas móviles a ambos países, usadas durante el Mundial para alojar a aficionados.
El paso de los días lleva también a la búsqueda de responsabilidades, especialmente en Turquía, donde la población arremete contra la lenta respuesta del gobierno y la mala calidad de las construcciones.
La Jornada
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