Fue la ministra Yasmín Esquivel quien informó a AMLO que la Ley decretada en Veracruz para impulsar más a Rocío Nahle se había caído, y su fracaso se debía, primordialmente, a los pésimos argumentos del congreso estatal para sustentar el “derecho a ser veracruzano”.
Si bien es cierto el rechazo a uno de los aspectos de la apodada “Ley Nahle” no dejaba fuera a la secretaria de la contienda, (pues la misma legislación federal la faculta comprobando cinco años de residencia efectiva), los yerros de Morena en el congreso de Veracruz eran inauditos.
Flaco favor le hicieron en la legislatura estatal a Nahle levantando el polvo de manera innecesaria, pues sin necesitar (en estricto sentido), validarla como veracruzana por “tener hijos o hijas nacidos en el estado”, la desgastaron más evidenciado una probable preocupación por perder la candidatura.
Y es que el espaldarazo que Adán Augusto López ha dado a Sergio Gutiérrez Luna, (además de la correspondiente anuencia de AMLO para competirle a Nahle en Veracruz), preocuparon tanto al Gobernador García como a la propia responsable de la refinería en Dos Bocas.
Las cosas se apretaron mucho en Veracruz respecto a la candidatura morenista, pues lo que antes parecía definido (más aún con la seguridad que hasta Cuitláhuac García mostraba), se puso más cerrado que nunca, y tanto Sergio Gutiérrez como Rocío Nahle podrían estar en la boleta del 2024.
Lo interesante es que apenas ayer por la tarde AMLO dijo que no le interesaba quien tuviera la candidatura, pero que el elegido debería ganar a los panistas, ¿quién gozaría de mayor oportunidad para buscar algo así?, ¿Nahle o Sergio Gutiérrez? Veremos qué ocurre.
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