El gobierno está tratando de contener los precios de productos no solo básicos, sino elementales de la dieta mexicana, como es el caso de la tortilla. Pero la imposición reciente de un arancel del 50% a la exportación de maíz blanco solo creará distorsiones, podría reducir su producción y, finalmente, beneficiar únicamente a las grandes harineras y perjudicar a consumidores y productores.
El pasado 17 de enero, el gobierno decretó un arancel temporal del 50% a la exportación de maíz blanco. «La oferta y producción de maíz blanco en nuestro país son factores importantes en la determinación de su precio y, por tanto, también de los diversos productos de consumo elaborados a base del mismo», señala el texto firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La tortilla es uno de los productos básicos y que ha incrementado su precio sustancialmente en México, de valer 14.33 pesos promedio en 2018, su precio terminó cerca de los 22 pesos en promedio en 2022.
Pero el gobierno dijo que «para garantizar un abasto suficiente es necesario mantener la producción nacional en nuestro país y asegurar condiciones de mercado que permitan estabilizar su precio», por lo cual implementó dicho arancel.
Productores de tortilla no se beneficiarán
El arancel “no beneficia a los 110,000 negocios que producen tortilla, tampoco hará que baje el precio de la tortilla ni impedirá que aumente. Por lo tanto, tampoco beneficia a la población” y solamente “ganan las empresas harineras”, señaló Blanca Mejía, del Consejo Rector de la Tortilla, que aglutina a más de 60,000 productores de tortilla tradicional en México.
La organización argumenta que el mercado del maíz blanco es muy sensible. Tanto así que, señala, “cuando se estableció el primer precio de garantía en este sexenio para productores de menos de menos de 10 hectáreas, el precio del maíz en el mercado se disparó de 3,400 a 5,200 pesos por tonelada”. Lo cual dio el primer impulso al aumento de la tortilla que persiste hasta hoy.
Al precio de garantía, que actualmente ronda los 6,400 pesos por tonelada, los productores de tortilla deben considerar costos de transporte, encostalado, estibado, almacenamiento y financiamiento.
“¿Nos beneficia el arancel? Depende cómo se vea. Habrá maíz sí, tal vez, si este maíz no lo toman las harineras para transformarlo y exportarlo en forma de harina. Nada se los impide, finaliza.
Distorsiones en el precio y desincentivo a los productores
“Un impuesto siempre genera distorsiones en la producción y el precio. El gobierno trata de ayudar a la población, pero a final de cuentas el resultado será un incremento en el precio y distorsiones en el mercado que después serán difíciles de eliminar”, señaló Gabriela Siller, Directora de Análisis Económico de Banco Base.
En este sentido, argumenta que en el mediano plazo, este arancel puede crear un desincentivo a los productores, generar menos producción y, por lo tanto, menos oferta. Al final, la distorsión se traducirá en el eventual aumento de los precios del maíz blanco y la tortilla.
En el plano internacional, estas medidas tampoco han tenido el efecto deseado por los gobiernos. Argentina, se trató de limitar la exportación de carne vacuna, pero eso no evitó que la inflación en los alimentos fuera cercana al 95% en todo 2022.
En India, el gobierno tuvo que reconocer su error tras haber prohibido la exportación de trigo, pues eso no evitó que los precios internos del grano subieran.
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