El escándalo del plagio de la Ministra Yasmín Esquivel Bosso podría resumirse en pocas palabras: plagió, aspiró y la cacharon. El epitafio lo dictó este lunes el propio Presidente López Obrador al aclarar que la “la pasante” en Derecho ya no es su candidata a presidir la Suprema Corte. ¡Mocos!
Para cuando la Ministra intentó convertirse en mártir –como lo hizo el Presidente ante el atentado contra Ciro Gómez Leyva- y acusar que ella había sido la víctima de la afamada triquiñuela, su suerte ya estaba echada.
En la víspera de navidad, López Obrador dijo en una malévola defensa que quien estuviera libre de pecado que lanzara la primera piedra, con lo que asumía el plagio como cierto. Dijo que si cometió un error como estudiante, quienes la acusaban eran mucho peores. Fue el Presidente quien la arrojó a la hoguera en otra traición a una de sus incondicionales.
La Ministra Yasmín Esquivel Bosso, con todo y la denuncia que presentó para acusar el plagio en su contra, ya no será Presidenta de la Corte. Es posible que ni siquiera Ministra; en una de esas, hasta tendrá que bajar el título de licenciatura de la pared. Está sola, el Presidente la abandonó.
La renuncia tampoco la liberará de sus demonios porque la UNAM y la Corte se habrán de limpiar la cara a costa de la vida, milagros y carrera de la esposa del constructor favorito del Presidente, José María Riobóo.
El “tesisgate” de la Ministra Esquivel abrió un espectáculo circense de tres pistas: la primera es la personal. Ya no podrá recuperar su vida profesional. Negar los hechos la hunde más. Ante los ojos del país entero –y ante los del Presidente- no es más que una tramposa que escaló en la Corte gracias a su cercanía con quien hoy se convirtió en su verdugo.
La segunda pista es la Suprema Corte. Los Ministros no sólo habrán de deliberar respecto del nuevo Presidente que asumirá el cargo el próximo 2 de enero, sino que tendrán que tomar una decisión sobre la permanencia de Esquivel Bosso.
Además de eso, habrá que hacer una revisión jurídica sobre la validez de los actos jurídicos realizados y consumados a lo largo de su carrera. Si bien es cierto que deberán esperar la resolución que emita la UNAM respecto de su validez del título profesional, ya empiezan a revisar las consecuencias que habrá respecto de los casos que ha juzgado. La lluvia de amparos en su contra será un verdadero infierno.
Y la tercera pista está en la UNAM. Por lo publicado, el plagio de la Ministra Esquivel y su directora de tesis –quien a su vez se habría titulado robándose otra anterior- parece ser el modus operandi de un número importante de estudiantes, profesores y funcionarios universitarios.
Sería una chingadera que la UNAM sólo sacrifique a Esquivel Bosso; ahora tendrá que tirar la red para ver cuántos más plagios existen. Y ahí podrían caer peces gordos que hoy sean jueces, magistrados, ministerios públicos, abogados litigantes y funcionarios. El cadalso no puede ser selectivo, sino que la UNAM tiene que ir por todos los plagiarios.
Hace 35 años, la joven estudiante de Derecho, Jasmín Esquivel Bosso, jamás imaginó que su ocurrencia, promovida y auspiciada por su directora de tesis, pondría en jaque a la Suprema Corte, la UNAM y la alejaría del Presidente.
¿Y el plagio en la UV?
Con el ‘tesisgate’ de la Ministro Esquivel, muchas universidades deberán poner las barbas a remojar en el tema del plagio académico para la elaboración de tesis profesionales. La Universidad Veracruzana (UV) es una de ellas.
Son muchos, muchísimos casos de ‘probos y notables’ profesionistas egresados de la UV, que durante años han hecho ‘viajes de estudio’ a la UNAM, el Colegio de México, el Instituto Politécnico, la Libre de Derecho, entre otras universidades, para dedicarle un par de días a fotocopiar tesis de licenciatura y venir a presentarlas como propias.
Por supuesto, hace algunos años, cuando el internet estaba en pañales y las Universidades no digitalizaban sus tesis, eso era de lo más fácil. Prácticamente imposible que los sinodales y la propia UV les cayera en la trampa, a menos que alguien hiciera una revisión física en los archivos de la ciudad de México.
Muchos de los títulos que cuelgan en prestigiadas oficinas públicas y privadas de Xalapa y en el estado tienen su origen en un plagio. Ellos lo saben.
¿Tendrá la Universidad Veracruzana las agallas para iniciar una investigación sobre el plagio académico? ¿O hay el temor fundado de que muchos académicos que hoy fungen como sinodales, investigadores y catedráticos de tiempo completo, tuvieran que regresar títulos mal habidos?
Es cuestión de tiempo para que otro ‘tesisgate’ le reviente en la cara a la Universidad Veracruzana con notables personajes de la aldea.
¿Frente opositor sin el PRI?
Las vacaciones no apagaron las ansias electorales en la aldea. Mientras en el PAN siguen dándose hasta con la cubeta –la expulsión de Bringen Rementería por sus amoríos con Morena parece inminente-, en el PRD no les alcanzó la militancia ni para organizar una posada.
En el PRI, ya tienen lista la desbandada ante el ambicioso capricho de imponer a Fernando Kuri como dirigente estatal del Partido y así asegurar para la diputada Anilú Ingram –su actual pareja- la fórmula femenina para contender por el Senado de la República en el 2024.
El apañe que ha hecho Marlon y su tribu de los escombros del partido sería la razón por la que una eventual alianza opositora vaya sin el tricolor.
Hasta ahora, todos critican a Dante por insistir en ir solo en las elecciones del 24 y reventar la “Alianza Va por México”. Al menos en Veracruz, podría tener razón: el PAN sufre una fractura muy difícil de sanar; el PRD es un despojo con registro y el PRI está secuestrado por una pandilla insaciable.
¿Un frente opositor sin el PRI? Es el escenario más posible.
La ratonera
¿Cuántos destacados personajes de la pobreza franciscana –hoy convertidos en nuevos millonarios gracias a la transformación de sus bolsillos- decidieron pasar las fiestas decembrinas en el extranjero? ¿Cuántos están en sus oficinas atendiendo asuntos públicos? ¿Quiénes presumen entre sí quien hizo el viaje más caro?
A andar de jodidos no se acostumbraron nunca. A ser millonarios, se acostumbraron en una semana…