La Inteligencia Artificial (IA) es la ciencia que intenta replicar y desarrollar programas de computación capaces de realizar determinadas operaciones propias de la inteligencia humana, como el autoaprendizaje. En los últimos años se ha desarrollado a gran velocidad y en más de una ocasión ha sorprendido al humano con lo que es capaz de hacer. Esto fue lo que sucedió recientemente, cuando la IA de Google creó a sus propios “hijos”.
Según Google, su sistema de aprendizaje automático automatizado (AutoML) es una red neuronal de controlador que puede proponer una arquitectura de modelo “hijo”, que luego se puede entrenar y evaluar para determinar la calidad de una tarea en particular.
“Esa retroalimentación se usa luego para informar al controlador cómo mejorar sus propuestas para la próxima ronda. Repetimos este proceso miles de veces: generamos nuevas arquitecturas, las probamos y le damos esa retroalimentación al controlador para que aprenda de ella”, explicó Google.
Eventualmente, de acuerdo con la explicación de la compañía, el controlador aprende a asignar una alta probabilidad a las áreas del espacio de la arquitectura que logran una mayor precisión en un conjunto de datos de validación retenido y una baja probabilidad a las áreas del espacio de la arquitectura que obtienen una puntuación baja.
Tras este descubrimiento, Google aseguró que en el futuro trabajará en los análisis y pruebas cuidadosas de estas arquitecturas generadas por máquinas para mejorar la comprensión de ellas.
Si la compañía experta en tecnología tiene éxito, podría crear nuevos tipos de redes neuronales y hacer posible que las personas no expertas en este tema creen redes neuronales adaptadas a sus necesidades particulares, “lo que permitirá que el aprendizaje automático tenga un mayor impacto para todos”, explicaron.
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