Un programa genético protege a las neuronas de la degeneración: una nueva investigación desarrollada en la Universidad de Bonn, en Alemania, ha descubierto genes en moscas de la fruta que aparentemente tienen una función similar en los humanos. Estos genes responden a un programa orientado a evitar la neurodegeneración, que aparece a partir de patologías específicas o debido a los propios procesos de envejecimiento cerebral.
De acuerdo a los científicos, la quinasa WNK regula y apoya un proceso que protege las neuronas. Al mismo tiempo, inhibe al menos otras dos proteínas que juegan un papel importante en la neurodegeneración. El estudio ha sido publicado recientemente en la revista Neuron.
El mecanismo genético que se activa para evitar la neurodegeneración era previamente desconocido, pero los investigadores sostienen que ha estado presente por cientos de millones de años, tanto en los insectos estudiados como en el ser humano. Se trata de un mecanismo de base genética que controla el desarrollo neuronal, y al mismo tiempo genera una protección contra los procesos neurodegenerativos.
Según los especialistas alemanes, este descubrimiento podría ser un punto de partida para el desarrollo de nuevas estrategias farmacológicas contra las distintas enfermedades que multiplican la muerte neuronal, como por ejemplo el Alzheimer. Además, podría ser potenciado para crear un sistema de protección contra la neurodegeneración provocada por el proceso de envejecimiento, logrando de esta forma retrasar sus síntomas.
Muerte neuronal
Podría definirse a la neurodegeneración como a un proceso que supone el declive progresivo de las funciones neuronales y, en última instancia, la muerte de las neuronas. El proceso indicado puede ser normal a lo largo del envejecimiento natural, presentándose en este caso de forma gradual y sin comprometer en demasía a las funciones cerebrales, o estar motivado por enfermedades neurodegenerativas que aceleran radicalmente el deterioro de las habilidades cognitivas básicas.
La neurodegeneración involucra tanto a las células fundamentales del tejido nervioso como a las neuronas y otros componentes que actúan en regiones internas del cerebro, reduciendo de esta manera la efectividad en los procesos de conducción, circulación y tratamiento de la información en distintas áreas cerebrales. En consecuencia, se ve notoriamente afectada la sinapsis neuronal: sin ella, no hay comunicación ni intercambio de información entre las neuronas.
Proteínas contra la neurodegeneración
En función de lo establecido en una nota de prensa, la quinasa WNK parece ser parte de una red genética reguladora que controla tanto la formación de neuronas durante las etapas de desarrollo como la degeneración de las conexiones neuronales en animales adultos. Una quinasa es una enzima que «pega» ciertos componentes químicos a otras proteínas, para controlar así su actividad de acuerdo al «plan genético» que se lleve adelante en cada caso.
Al mismo tiempo, los investigadores descubrieron que la quinasa WNK afina un parámetro genético aún desconocido que tiene como propósito ajustar el equilibrio entre protección y degeneración neuronal. Los dos procesos son esenciales para el funcionamiento del cerebro, pero el mecanismo está preparado para actuar cuando la muerte neuronal resulta excesiva en una etapa determinada.
Si fuera posible descubrir cada detalle de este programa genético, la ciencia contaría con una nueva herramienta para retrasar o incluso algún día detener la muerte neuronal provocada por los procesos de neurodegeneración. ¿Llegará el día en que el ser humano pueda disfrutar de un cerebro eternamente joven?
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