La estatal CFE quiere construir cinco centrales solares que se sumarían al proyecto ya iniciado en Puerto Peñasco, Sonora, y planea su incursión en la generación de energía eólica, un terreno en el que hasta ahora no tiene participación.
Los planes de la estatal en cuanto a energía renovable, un sector en el que poco tiene participación, han sido revelados esta noche por Manuel Bartlett, el director de la compañía, durante su comparecencia ante el legislativo. “El presidente ha ordenado multiplicar estos sistemas de energía intermitente. Hay un convenio que está por presentarse que nos va a llevar, no quiero dar muchos detalles, a construir cinco plantas más como la de Puerto Peñasco y además entrar a la zona eólica en donde no nos dejaron entrar”, ha dicho en una de sus intervenciones.
La zona a la que se refiere el político es el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, que se ha colocado como una de las regiones con mayor cantidad de centrales eólicas. “Tenemos una parte que todavía puede rescatarse y en donde va la CFE a participar con energía eólica, pero nosotros sí vamos a poner nuestra propia transmisión”.
El director de la estatal, que recibió un mar de críticas por los resultados financieros reportados por la compañía, ha dicho que el programa –que incluiría las centrales renovables– será terminado antes de que concluya el sexenio. Pero omitió dar más detalles sobre la localización de las nuevas centrales y la inversión a destinarse.
El gobierno obradorista ha permeado un discurso en contra de la electricidad eólica y solar, a las que acusan de manera constante de ser “intermitentes” y de no dar confiabilidad al sistema. Incluso, ese argumento fue el principal punto de lanza de los cambios regulatorios que continúan detenidos en tribunales. “En unos cuantos meses vamos a hacer un gran esfuerzo adicional para tener energía, pero a esa energía que vamos a generar nosotros sí vamos a darle el respaldo”, dijo Bartlett esta noche en una comparencia que rebasó las cuatro horas.
La estrategia de la CFE, que no contemplaba la adhesión de nueva capacidad de generación mediante sol o viento, dio un giro hace unos meses en medio de presiones del mercado y del gobierno estadounidense. El primer cambio en el rumbo de la compañía, que hasta ahora solo posee centrales hidroeléctricas y con base en combustibles fósiles, se dio a finales del año pasado, cuando se anunció la construcción de un parque solar en Puerto Peñasco, Sonora.
Y hace unos meses, en medio de una serie de visitas de John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos para el clima, el presidente López Obrador anunció una serie de acuerdos con compañías estadounidenses para explorar proyectos renovables, de los que no se han dado más detalles.
La estatal CFE entraría a la generación eólica y solar en medio de una crisis financiera, que ha sido generada por los altos costes de los combustibles –principalmente el gas– y en medio de una escasez de nuevos permisos para generadores privados, centrales de compañías privadas que han sido desconectadas de la red y algunas otras resultantes de las subastas del sexenio pasado que ya han sido terminadas, pero que aún no pueden entrar en operación comercial.
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