Desde el inicio de la pandemia han sido autorizadas 49 vacunas contra el COVID-19 por las autoridades regulatorias de 201 países. Once de ellas ya tienen el avale del grupo asesor en inmunización de la Organización Mundial de la Salud. Son efectivas y seguras para prevenir las complicaciones y la muerte. Mientras tanto, hay investigadores científicos en Estados Unidos y Canadá que trabajan en otra opción para evitar la infección por el coronavirus: son los sprays nasales y ya se avanzó en los primeros pasos para su desarrollo.
En los Estado Unidos, la viróloga molecular Anne Moscona, de la Universidad de Columbia, encontró un compuesto que podría detener al coronavirus SARS-CoV-2. Lo mejor es que simplemente se rocía en la nariz y no requiere del uso de agujas para ser inyectado.
Existen otros desarrollos similares en marcha y tendrían sus beneficios: serían de acción rápida y se aplicarían con frecuencia, quizás una o dos veces al día, en el lugar donde el virus se arraiga primero. Sería en el revestimiento nasal y en la garganta.
A diferencia de las vacunas, que entrenan al sistema inmune de la persona para crear una protección duradera, los aerosoles son compuestos de corta duración que bloquearían directamente la capacidad del virus para entrar en las células. Varios equipos de investigación han demostrado que esos sprays son eficaces para evitar la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 en animales.
Si son eficaces en los seres humanos, estos compuestos serían una adicional bienvenido al limitado arsenal que los investigadores han desarrollado contra el virus, sostuvo Donna Farber, inmunóloga de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York en diálogo con la revista Nature. Las vacunas protegen contra el COVID-19 grave, pero son menos capaces de prevenir la infección, y los antivirales actuales tratan la infección en lugar de prevenirla.
Los aerosoles podrían ofrecer a las personas otra forma de evitar la infección además de -o en lugar de- llevar una mascarilla o barbijo, especialmente en entornos de alto riesgo como hospitales y restaurantes. “Definitivamente, merece la pena seguir con ellos en gran medida”, afirmó. A pesar de su promesa, los aerosoles tienen un largo camino por recorrer. La financiación y el interés de las empresas farmacéuticas por los ensayos en humanos han sido limitados, en parte porque los ensayos para determinar la eficacia de los profilácticos son amplios y costosos, informó Moscona. Los aerosoles deben lograr la difícil tarea de recubrir cualquier superficie a la que pueda adherirse un virus, porque una vez que las partículas virales entran incluso en unas pocas células, una infección a gran escala puede progresar rápidamente.
El esfuerzo por desarrollar tratamientos profilácticos contra los virus es muy anterior a la emergencia del coronavirus, que causa el COVID-19, recordó Wendy Barclay, viróloga del Imperial College de Londres. Estas investigaciones han dado sus frutos con una serie de medicamentos de administración oral, como el oseltamivir, que protege contra la infección de la gripe, y la combinación tenofovir-emtricitabina, que previene la infección del VIH. Pero, según Barclay, no existen aerosoles nasales profilácticos, excepto uno que está diseñado para actuar como barrera física contra las partículas del virus del resfriado común.
Los aerosoles profilácticos tienen un trabajo más sencillo que los antivirales convencionales, como el fármaco que combina el nirmatrelvir y el ritonavir, que se utilizan en los primeros días de una infección. Los aerosoles podrían evitar que una sola partícula de virus infecte una célula y es una “tarea mucho más fácil que contrarrestar los efectos de millones de partículas virales” días después de la infección, de acuerdo con Barclay.
Los investigadores han estado probando muchos tipos de compuestos en aerosoles nasales para que la infección no se produzca. Entre ellos se encuentran pequeñas moléculas similares a los anticuerpos, denominadas “nanocuerpos”. El profiláctico desarrollado por la doctora Moscona y sus colegas es un péptido que engulle la maquinaria del virus para fusionarse con una célula huésped. Esto impide que el virus introduzca su carga genética en la célula, bloqueando así la infección.
Para probar su péptido, Moscona y sus colegas lo administraron en la nariz de hurones una vez al día durante dos días y alojaron a los animales tratados con otro hurón infectado por el coronavirus. Ninguno de los seis hurones que recibieron el péptido se infectó con el virus, mientras que los seis hurones que recibieron una dosis de placebo sí lo hicieron. Antes de probar el péptido en humanos, Moscona quiere replicar estos resultados en otro modelo animal, como los ratones.
Otro compuesto de pulverización nasal es desarrollado por el equipo de Richard Leduc, farmacólogo molecular de la Universidad de Sherbrooke, en Canadá. Consiste en una pequeña molécula que inhibe una enzima del huésped necesaria para que las partículas víricas se fusionen con una célula objetivo. Leduc y sus colegas descubrieron que los ratones a los que se administraron dosis nasales del compuesto se infectaron con el coronavirus, pero tenían mucho menos virus en sus pulmones que los ratones que sólo recibieron solución salina. Leduc y sus colegas están trabajando para aumentar la eficacia del péptido haciéndolo más estable y selectivo antes de pasar a probarlo en humanos. Tanto Leduc como Moscona están trabajando con empresas para sacar sus productos al mercado.
Aunque los investigadores encuentren un compuesto antiviral que pueda administrarse en forma de aerosol nasal y prevenga las infecciones por coronavirus en los seres humanos, todavía se enfrentan al reto de garantizar que el compuesto permanezca en el revestimiento nasal el tiempo suficiente para que sea siempre eficaz. “La nariz y la garganta están diseñadas intrínsecamente para deshacerse de cosas”, aclaró Barclay.
Los investigadores podrían contrarrestar esta situación diseñando los aerosoles para que se vuelvan a aplicar con más frecuencia, pero Barclay advirtió que cuanto más a menudo tenga que tomar la gente un medicamento, menos probable será que se adhiera al régimen. Y aunque la mayor parte de las infecciones comienzan en la nariz, podría ser necesario que un profiláctico cubriera la boca y la garganta e incluso los pulmones, lo que requeriría la administración a través de un nebulizador. Aun así, señaló Barclay, un aerosol de este tipo sería un avance importante, sobre todo en lugares en los que pocas personas llevan mascarillas.
infobae.com
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