Este avance tecnológico es obra de un consorcio internacional de científicos dirigido desde la Universidad de Sídney en Australia y que incluye, entre otros, a Anthony Weiss y Ziyu Wang de la citada universidad.

Los vasos sanguíneos artificiales comienzan siendo tubos confeccionados con materiales propios del cuerpo y que emulan la estructura de los vasos sanguíneos naturales. Luego experimentan una transformación…

Las pruebas preclínicas en ratones han demostrado que tras el trasplante del vaso sanguíneo artificial, el cuerpo no genera rechazo contra él, aceptándolo como propio hasta el punto de que células y tejido nuevos crecen y proliferan en los puntos adecuados de cada tubo. Esta es la manera en que los vasos sanguíneos artificiales cobran vida. La naturaleza completa el trabajo que fue iniciado por medios artificiales y fuera del cuerpo.

Aunque otros equipos de investigación han tratado de construir vasos sanguíneos antes, alcanzando diversos grados de éxito, esta es la primera vez que se ha visto a vasos sanguíneos artificiales progresar hasta alcanzar tal grado de similitud con vasos sanguíneos del todo naturales.

Con el paso del tiempo, los tubos implantados acaban adoptando la apariencia, la conducta y el funcionamiento típicos de los vasos sanguíneos normales.

La nueva tecnología podría también ser adaptada para crear otros tejidos sintéticos, por ejemplo válvulas del corazón, que sean asimilados por el cuerpo del mismo modo visto con los vasos sanguíneos artificiales.

Weiss y sus colegas exponen los detalles técnicos de su nueva tecnología en la revista académica Advanced Materials, bajo el título “Rapid regeneration of a neo artery with elastic lamellae”.

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