Para nadie es un secreto que los sistemas de pensiones en México están a punto del colapso. El problema ya no es garantizar una pensión digna y suficiente a las nuevas legiones de trabajadores que alcanzarán la edad de jubilación en los próximos años, sino cumplir con las obligaciones actuales a favor de quienes ya lo hicieron. El futuro nos alcanzó.

Pero el problema se hace más grave cuando además de la quiebra estructural, las pensiones son administradas por una cleptocracia sin límites, bajo la presunción de que el hurto no dejará huella por tratarse de dinero que no viene del presupuesto oficial sino del bolsillo de los trabajadores.

Hoy las pensiones deben enfrentar la cleptocracia de la 4T, es decir, el ejercicio del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus formas más comunes como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado.

Tal es el caso de la Caja de Previsión de la Policía Preventiva (Caprepol) de la Ciudad de México -dinero que proviene de aportaciones de la Policía Bancaria, la Policía Preventiva y de los Bomberos-, de donde el gobierno de Claudia Sheinbaum pretende desaparecer la friolera de ¡20 mil millones de pesos!

La Caprepol recauda las aportaciones de 43,500 policías preventivos, 15,500 policías bancarios e industriales (PBI) y 2,400 bomberos, aproximadamente, quienes destinan 6.5% de su salario base a sus pensiones y fondos para la vivienda. En complemento, la Caja reúne las cuotas patronales de 5 y 7% para el pago pensiones y fondos de vivienda, respectivamente.

Actualmente el gobierno de la Cdmx retiene más de 160 millones de pesos mensualmente que corresponden a los sueldos de los policías y de las cuotas patronales, sin contar el personal administrativo de nómina por parte del gobierno, los policías bancarios e industriales y los bomberos.

El desfalco a la Caprepol ha afectado a cerca de 40 mil elementos en activo, 35 mil pensionados, así como a las viudas de expolicías, a quienes dejaron sin pensiones, préstamos de tipo hipotecarios, especiales y a corto plazo, entre otras prestaciones.

Hay más de mil policías que tienen dos años o más de haber concluido su periodo laboral, algunos hasta con 35 años de trabajo continuo. Hoy no tienen sueldo ni pensión. Al no tener registrada su condición de jubilados, ellos y sus familias tampoco tienen acceso a los servicios médicos del ISSSTE.

Hace un año, la diputada local Leticia Varela (Morena) intentó dar un albazo proponiendo una ley para desaparecer la Caprepol y crear el Instituto de Seguridad Social para primeros respondientes. La ley proponía que el Gobierno de la Cdmx fuera quien se hiciera cargo de los gastos de los policías pensionados.

Pero, entonces, ¿dónde quedarían los 50 mil millones de pesos de aportaciones y cuotas patronales que integran el patrimonio de la Caprepol desde su creación hace 35 años? ¿Acaso era el ‘guardadito’ para la campaña presidencial? Pronto lo sabremos.

Ante las protestas, el gobierno morenista responde mandando a los policías a reprimir y “encapsular” a los policías. Morena resultó la versión cleptómana de Houdini.

La puntita

El gobierno de la 4T ya se gastó el 85% de los fondos ahorrados durante 20 años. Se llevaron el dinero del fondo de estabilización, desaparecieron los fideicomisos, han empezado a echar mano de las pensiones y buscan quedarse con el dinero de cuentas bancarias supuestamente abandonadas. ¡La resaca será brutal!