Con Miguel Ángel Yunes hubo un cambio en el paradigma del narcotráfico en la entidad: se afianzó el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Javier Duarte, protagonista de la pugna entre el Cártel del Golfo, Los Zetas y Jalisco Nueva Generación.
La DEA y la policía catalana investigaron a Fidel Herrera; acreditaron contactos entre el ex gobernador con el narco. La leyenda del “Z1”.
Albino Quintero Meraz, vecino de Miguel Alemán. Reporte del FBI señaló al General Valentín Romano de recibir sobornos del Cártel del Golfo.
La presencia de los cárteles del narcotráfico y sus presuntos vínculos con las autoridades del estado no es nueva. Por casi tres décadas, los Gobernadores en turno han sido señalados, sin excepción, de proteger a líderes de las organizaciones criminales más importantes del país, según reportes de inteligencia de las fuerzas armadas y las autoridades estadunidenses.
Si bien el crecimiento exponencial del narcotráfico y la brutal guerra entre cárteles –lo que ha dejado miles de muertos en estos años- se ubica a partir del enfrentamiento armado en marzo de 2007 en la localidad de Villarín, la presencia de capos como Albino Quintero Meraz ya se registraba algunos años antes.
La balacera ocurrida en Villarín hace 15 años puso en descubierto que Veracruz era una zona operada por los carteles de la droga y desató la lucha por el territorio; así inició la escalada en delitos de alto impacto como el secuestro, la extorsión, los ataques armados en centros urbanos importantes del estado, principalmente en la zona conurbada de Veracruz y Boca del Río.
El clímax de la guerra entre narcotraficantes se dio el 20 de septiembre de 2011 cuando al menos 35 cadáveres con las manos atadas, huellas de tortura y algunos mutilados fueron abandonados en dos camionetas de redilas frente a la plaza comercial Las Américas, la más concurrida de la zona conurbada.
A sólo unos metros se realizaba la Conferencia Nacional de Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia y de Procuradores de todo el país. Fue un abierto desafío al gobierno federal y del estado, lo que confirmó que las policías locales estaban completamente rebasadas y presuntamente coludidas.
Si bien ningún mandatario estatal ha sido señalado directamente de tener vínculos con narcotraficantes o tenido que enfrentar la justicia por esos delitos, cada gobierno tiene una historia que contar. Desde Miguel Alemán hasta Cuitláhuac García, Veracruz ha vivido bajo la eterna sombra del narco.
En la historia reciente, se cuenta como Albino Quintero Meraz resultó ser vecino de Miguel Alemán en un lujoso fraccionamiento de de Boca del Río, al tiempo que un reporte del FBI señaló al ex Subsecretario de Seguridad estatal, Valentín Romano de recibir sobornos del Cártel del Golfo.
Hay muchas leyendas urbanas sobre los vínculos de Fidel Herrera y las organizaciones de narcotraficantes. Desde el supuesto financiamiento de su campaña política, la venta de la plaza, hasta que se trataba del “Z1”, es decir, el líder del cártel que se empoderó en Veracruz durante su administración. Años más tarde, cuando fue nombrado Cónsul de México en Barcelona, la DEA y la policía catalana investigaron a Fidel Herrera y acreditaron contactos del ex gobernador con el narco.
La llegada de Javier Duarte marcó la etapa más violenta del narcotráfico en Veracruz, como consecuencia de la lucha que había iniciado el Presidente Felipe Calderón, quien sacó al Ejército de sus cuarteles para enfrentar a los principales cárteles del país. Duarte fue protagonista de la pugna entre el Cártel del Golfo, Los Zetas y Jalisco Nueva Generación; incluso, tras su detención en abril de 2017 en Guatemala, dijo que pagó soborno al narco para que su familia no fuera detenida.
Con Miguel Ángel Yunes hubo un cambio en el paradigma del narcotráfico en la entidad: se afianzó el Cártel Jalisco Nueva Generación, desplazando a Los Zetas que habían estado posicionados durante el gobierno de Fidel Herrera y Javier Duarte; y después llegó la Gente Nueva. Con García Luna como secretario de Seguridad Pública, el Cártel de Sinaloa tendió también tentáculos hacia Veracruz”, sostuvo el especialista en temas de seguridad y narcotráfico Ricardo Ravelo.
Finalmente, documentos de inteligencia del Ejército dan cuenta de que los hechos violentos registrados en la región sur del estado de Veracruz están ligados a la presunta relación del gobernador Cuitláhuac García Jiménez con el Cártel del Noreste.
El documento, filtrado por los hacktivistas “Guacamaya” y calificado como “extra urgente” acusa que la guerra entre bandas criminales asentadas, principalmente en el sur de Veracruz, inició luego de que García Jiménez “está apoyando la entrada” de este cártel al estado. No es el primer señalamiento que se hace en contra de las actuales autoridades de tener relaciones con grupos delincuenciales.
Reporte del FBI señaló a Valentín Romano
de recibir sobornos del Cártel del Golfo
En Veracruz, efectivamente, no hay quien señale a Miguel Alemán como un gobernador corrupto o vinculado al narcotráfico. Tampoco hubo hechos de violencia que marcaran su administración. Pero tampoco fue un gobierno sin mancha.
En el 2002, un ex policía ministerial de Veracruz involucrado en el tráfico de drogas y quien se acogió al programa de testigo protegido de la Procuraduría General de la República (PGR) aseguró, bajo el nombre clave de «Tango», que Romano López, entonces subsecretario de Seguridad Pública en el estado, recibía dinero del cártel de Juárez.
«Al subsecretario de Seguridad Pública, General Valentín Romano López, el comandante (Oscar Pérez) Buitrón -supervisor del Grupo de Fuerzas Especiales- y el comandante Rafael Ortega le entregan el dinero», declaró «Tango» dentro del expediente 60/2002 que se integró contra el capo Albino Quintero Meraz.
El mayor escándalo de la administración alemanista se dio el 8 de enero del 2003, cuando el diario REFORMA publicó que un reporte del Buró Federal de Investigaciones (FBI), indicaba que el entonces líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, pagaba sobornos a autoridades policíacas veracruzanas, entre ellas al Subsecretario de Seguridad Pública, Romano López, a cambio de protección.
En ese entonces, la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) denunció ante la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) sobre los sobornos que recibía el subsecretario Romano López, y otros de sus colaboradores de parte de organizaciones delictivas encabezadas por Osiel Cárdenas Guillén y Albino Quintero Meraz.
Ante el revuelo que desató la publicación de dichos documentos, a través de un desplegado periodístico insertado en medios estatales y nacionales, el gobernador Miguel Alemán Velasco, demandó a cualquier instancia, nacional o extranjera, a que hiciera públicas las pruebas de dicha vinculación y las remitieran de inmediato a la Procuraduría General de la República. No pasó a mayores.
Nunca se pudo probar la relación del general brigadier retirado con el narcotráfico; aun así, la entonces PGR dejó abierto el expediente. Años más tarde, Valentín Romano fue designado Secretario de Seguridad Pública de Durango.
La DEA y la policía catalana investigaron a Fidel Herrera
Muchos atribuyen al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán el ingreso de los principales cárteles del narcotráfico al estado, principalmente los Zetas. Durante su administración, Veracruz se consolidó como un lugar estratégico para el trasiego de armas y drogas, al mismo tiempo que los grupos criminales se asentaron en la entidad para ampliar sus operaciones: secuestro, extorsión, cobro de piso y contrabando de combustible.
Todo empezó en Villarín. Durante una carrera de caballos, hubo un enfrentamiento donde fue emboscado Efraín Teodoro Torres alías “El Z-14”, uno de los presuntos líderes y fundadores del cartel de Los Zeta. Tras la agresión, el narcotraficante fue trasladado a una clínica del puerto de Veracruz, donde murió.
El cuerpo del Z-14 fue sepultado en la ciudad de Poza Rica, pero horas después se presentó un comando armado en el cementerio y lo exhumó clandestinamente y aunque las investigaciones arrojaron la detención de 5 personas, su cuerpo quedó como desaparecido. En las siguientes semanas, la mayor parte de los policías que participaron del operativo en Villarín fueron asesinados.
Los vínculos de Herrera Beltrán con las organizaciones criminales rápidamente se convirtieron en leyendas urbanas. Las reuniones secretas en la región de Costa Esmeralda, las pistas clandestinas para el aterrizaje de aeronaves, las entregas por vía marítima, formaron parte de las supuestas operaciones que se realizaron con la protección de las fuerzas de seguridad en el estado.
Sin embargo, no fue sino hasta que dejó el poder y emigró a España para ocupar el cargo de Cónsul en Barcelona, cuando se inició una verdadera investigación sobre sus vínculos con el narco.
Según el diario español El País, la DEA y la policía catalana monitorizaron al exgobernador de Veracruz cuando fue cónsul de México en Barcelona (2015-2017). Los investigadores acreditaron contactos entre el dirigente, narcos y blanqueadores.
“Los Zetas llamaron a Herrera Beltrán Zeta 1 porque dirigía el Estado (de Veracruz)”, dice Arturo Fontes, un ex agente del FBI que investigó los cárteles en México y Colombia. “El exgobernador recibió millones de dólares a través de enlaces para que los cárteles operaran con impunidad”, añade este ex investigador, miembro de la firma de seguridad privada Fontes International Solutions.
Jorge Rebolledo, consultor de seguridad con más de una década de experiencia en Veracruz, explica así la vidriosa relación del dirigente con el crimen: “Herrera dejó (al cartel de los Zetas) hacer negocios y se benefició económicamente de su presencia”. Afectado por un derrame cerebral, Herrera, de 71 años, siempre ha negado las acusaciones. Su hijo Javier dice hoy a través de Twitter que su padre está demasiado débil para responder a las preguntas, publicó el medio ibérico en diciembre de 2020.
Hasta ahora, Fidel Herrera Beltrán tampoco ha enfrentado ninguna investigación por sus supuestos vínculos con el narcotráfico. No se conoce ninguna carpeta de investigación abierta. Todo ha quedado en diversas publicaciones nacionales e internacionales y en el imaginario colectivo de los veracruzanos.
Con información de El País, La Silla Rota, Proceso, Diario de Xalapa, Imagen de Veracruz.