Hablar de la realeza británica es una inmersión directa en la historia de la humanidad. Hablamos de una monarquía cuyas decisiones han moldeado en buena parte el mundo en que vivimos. Es precisamente por esto que el legado de la reina Isabel II es tan importante, pues fue una de las piezas más destacadas del siglo XX así como de las primeras décadas del siglo XXI.
En el pasado, las grandes gestas de estos soberanos fueron inmortalizadas en relatos, canciones e impresos. Los tiempos han cambiado y hoy día, el legado de la difunta soberana se expandirá a través de distintos canales, entre los que sobresale el cine y la televisión. Después de todo, Isabel II fue la reina británica que abrió las puertas de la realeza al mundo. No sólo en el terreno turístico, sino en el audiovisual.
¿Cómo la recordará la historia? Vale la pena echar un vistazo a las películas, series y sketches en los que participó para hacernos una idea.
La reina de la ficción
Isabel II siempre fue vista como una persona extremadamente seria, lo que no le impidió participar en todo tipo de proyectos audiovisuales sumamente inusuales para alguien de su envergadura. De hecho, quienes compartieron créditos con ella coinciden en que no sólo era una persona amable, sino profundamente divertida, colaborativa e incluso bromista.
La inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 es una buena prueba de ello. La producción siempre planeó un sketch que mostrara a la soberana, pero nunca contempló su apoyo directo y siempre pensó en una actriz. La sorpresa fue mayor cuando la reina reveló que quería formar parte del proyecto. ¡Incluso pidió una línea a Danny Boyle! Esto porque el coguionista Frank Cottrell-Boyce no le dio diálogos porque no sabía cómo desarrollar al personaje. La monarca incluso se dio tiempo para bromear con Daniel Craig, a quien describió como “el que no sonríe”. ¡Imposible olvidar su espectacular entrada al estadio!
No menos curioso fue el encuentro que la monarca sostuvo con Paddington. Sí, el oso, quien compartió una taza de té y un buen sándwich de jalea con la representante de la corona, esto con motivo de su Jubileo. En comunicado oficial, la casa real aseguró que “su Majestad es bien conocida por su sentido del humor, así que a nadie debería sorprender que decidiera tomar parte en el sketch. Había interés en la filmación y el proceso de animación y la oportunidad de invitar a un oso famoso a tomar el té era demasiado divertida como para dejarla pasar”.
También hay apariciones que han sido menos diplomáticas y que se mofaron de la figura en distintos niveles, con secuencias que fueron de la broma a la irreverencia. Ahí está ¿Y dónde está el policía? con el personaje de Leslie Nielsen empujando accidentalmente a la soberana por un balcón o Austin Powers en Goldmember con el excéntrico espía nombrado caballero. Ni qué decir de su paso por la animación con Minions, donde fue despojada de su cargo por los alocados compinches de Gru y lamentando la pérdida de la corona en un bar. Menos popular fue Corgi: Un perro real que celebró a sus icónicas mascotas.
Apariciones que arrancaron todo tipo de sonrisas. Pero si hay algo que nos dice la historia de la corona es que no todo es diversión.
La corona bajo la lupa del realismo
Olvidémonos de los incontables documentales en torno a Isabel II, y centrémonos en aquellas producciones que han apelado directamente a las caras más realistas de la corona. La primera en hacerlo fue La reina, con Helen Mirren en el rol titular: una soberana que se empecina en respetar los protocolos tras la muerte de Diana de Gales, lo que resulta en un duro distanciamiento con su pueblo.
Contrario a lo que indican algunas interpretaciones, la película dirigida por Stephen Frears no plantea teorías de conspiración de ningún tipo. Lo que sí hace es mostrar el lado más humano de la monarca, con sus aciertos y errores, magnificados bajo la mirada acusadora de los medios y la sociedad. Inolvidable ver a la líder del Reino Unido contemplando las cartas en las que la gente indica que la corona está manchada de sangre.
Habría sido la más dura crítica de un audiovisual a la casa real de no ser por The Crown, una de las series más importantes de Netflix y que ha abordado el longevo reinado de Isabel II. Desde su prematuro ascenso hasta su madurez, y como telón de fondo un mundo que avanza a pasos agigantados y una monarquía que batalla por adaptarse a los nuevos tiempos en que vivimos.
Ha sido severa por momentos al plasmar con dureza un reinado que por momentos luce excesivamente primitivo. Sin embargo, también se ha preocupado por humanizar a su figura central, cuyo cargo no le impide sufrir todo tipo de desencantos personales, familiares y profesionales. Se cree que el show alcanzará un punto crítico con la quinta temporada que abordará la muerte de Diana y se rumora con fuerza que la producción cambiará sus planes iniciales para extender la historia hasta el deceso de la monarca.
La muerte de Isabel II sólo aumenta su leyenda y como tal, es un hecho que el número de películas y series en torno a su figura aumentará con el paso de los años. ¿Cómo la recordarán estos proyectos? Quizá lo mejor sea recordar una de las líneas de la soberana en La reina, en la que asegura que “hoy en día la gente quiere glamour y lágrimas, la gran actuación. No soy muy buena en eso. Nunca lo he sido. Prefiero guardar mis sentimientos para mí. Y tontamente, creí que eso era lo que la gente quería de su reina, no hacer un escándalo, ni llevar el corazón en la manga. El deber primero, el yo segundo. Así me criaron. Eso es todo lo que he conocido”.
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