La alianza electoral entre PAN, PRD y PRI prácticamente está rota; el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano se llaman traicionados por su homólogo priista Alejandro “Alito” Moreno, quien entregó a la 4T el membrete de su partido y la mayoría de los votos que se requerían en el Congreso para sacar adelante la iniciativa que asegura el mando castrense de la Guardia Nacional; y la permanencia de las fuerzas armadas en las calles, al menos hasta 2028.

En la cámara baja se aprobó la iniciativa por mayoría calificada (335 votos a favor y 152 en contra). Morena y aliados requerían al menos 334 votos. La oposición se quedó a dos sufragios de impedir que prosperara el cambio en el Transitorio del Artículo 5º Constitucional.

Dos diputados priistas se ausentaron de la sesión; y dos votaron en contra de la línea de su partido; uno de ellos fue el veracruzano José Francisco Yunes, quien ya había adelantado su posición.

El ex senador caminó en un terreno jabonoso: votar en contra de la iniciativa representaba distanciarse aún más tanto de su bancada como de la dirigencia de su partido; hacerlo a favor significaba traicionar a PAN y PRD, partidos que al igual que el PRI apoyaron su candidatura a la diputación federal en 2021.

Al final de la jornada, el peroteño recibió el reconocimiento de sus pares opositores (exceptuando por supuesto a los priistas) al pronunciarse en contra de la mencionada iniciativa; y desmarcarse de la evidente alianza Morena-PRI.

En la víspera de la votación, Yunes Zorrilla lo había dejado claro: la discusión en torno a la permanencia del Ejército en las calles no obedecía a un criterio de urgencia, dado que la ley vigente contempla el mando castrense de la Guardia Nacional hasta 2024; en todo caso, la iniciativa debió ventilarse en el Congreso hasta esa fecha, no antes.

Dijo Pepe Yunes que no podía estar en contra de que el Ejército realizara labores de seguridad, sobre todo porque el actual gobierno demuestra incapacidad para integrar un cuerpo policial civil, confiable y eficiente. A lo que se opuso fue a adelantar una discusión que en este momento resultaba innecesaria y estéril.

Sin decirlo así, lo que evidenció el legislador veracruzano fue que la iniciativa discutida en el Congreso no era más que un pretexto para reventar la alianza opositora. Ese fue el principal éxito de los operadores de Morena, porque al concretarse la traición priista a la llamada “moratoria constitucional”, PAN y PRD perdieron la confianza en “Alito”; y de inmediato marcaron distancia.

A inicios de junio de 2023, Moreno Cárdenas suscribió un acuerdo con la alianza “Va por México”, en el que se comprometía a no apoyar iniciativa alguna que surgiera de Morena o del Gobierno Federal; pero los priistas no sólo apoyaron una propuesta originalmente planteada por la Presidencia, sino que, incluso, la presentaron como suya en el Legislativo.

Queda para el anecdotario la frase de “Alito”: “ni nos van a doblar, ni nos van a echar atrás”; ni hablar, el dirigente del tricolor mostró su calaña y no sólo se dobló, de paso, entregó a su bancada y a su partido; de ese tamaño es la cola que arrastra.

Pepe Yunes, por su parte, volvió a mostrar que la incongruencia no es uno de sus defectos. Lo único que falta es ver la factura que el legislador veracruzano tendrá que cubrir al interior del PRI, sobre todo porque Alejandro Moreno no le perdonará haber ido en contra de sus intereses, en un momento en que no sólo se jugaba el futuro, sino la libertad.

Un dato que no se puede pasar por alto es que el legislador veracruzano aparece muy bien posicionado en todas las encuestas levantadas en Veracruz rumbo a 2024; eso lo sabe perfectamente Yunes Zorrilla, quien no ha dejado de mantener presencia en la entidad.

@luisromero85