En esta ocasión iré directo al punto: no existe una fórmula para alcanzar el éxito dentro del mundo de los negocios. Hay principios y fundamentos que, si son correctamente aplicados, incrementan las probabilidades de éxito. Solo eso. No importa cuántos libros, autores y/o “expertos” hagan mención de X fórmula. La evidencia es clara: la mayoría de los emprendimientos fracasará. Pero eso no significa que como emprendedor no puedas alcanzar el éxito.
A continuación, desde mi experiencia como alguien que ha emprendido y formación en el área de negocios, te comparto 5 rasgos que considero indispensables para que eleves las posibilidades de éxito de tu emprendimiento:
Perseverancia
Para Rich Diviney, experto en desarrollo humano, la perseverancia se compone de 3 elementos: persistencia, tenacidad y fortitud.
La persistencia tiene que ver con determinar un curso de acción y seguirlo obstinadamente. La tenacidad surge cuando, durante ese proceso, vamos haciendo correcciones graduales, aprendiendo con base en ensayo y error. Así se generan nuevas y más eficientes estrategias. Por último, la fortitud funge como el combustible emocional que permite continuar, a pesar de las dificultades encontradas en el camino.
Es bien sabido que las metas mejoran el desempeño porque incrementan la motivación, siempre y cuando estas estén alineadas con nuestras capacidades y aspiraciones. Tener claro nuestro propósito como emprendedores permite sumarle fortitud a la persistencia y la tenacidad, volviéndonos así más perseverantes.
En lo personal, yo añadiría un cuarto elemento: la autoeficacia. El Dr. Albert Bandura, uno de los psicólogos más influyentes de las últimas décadas, dedicó su carrera al estudio de este concepto, que tiene que ver con creer en las capacidades propias.
Tener determinación, una estrategia y un propósito no es suficiente si no creemos en nosotros mismos. La única manera de desarrollar autoeficacia es a través de pequeños logros y rodearnos de gente que nos brinde soporte emocional.
Antifragilidad
Este concepto, desarrollado por el reconocido intelectual, matemático y filósofo Nassim Nicholas Taleb tiene que ver, en este contexto, con la capacidad de salir fortalecido de las crisis. No es resiliencia; va más allá de eso.
El emprendedor antifrágil no se siente incómodo ante la incertidumbre, el azar, el caos y/o la volatilidad. Sabe que, en cierta medida, se puede beneficiar de todo ello. La antifragilidad se alcanza cuando uno deja de obsesionarse con los planes y los métodos y aprende a aprender, desaprender, corregir y enderezar el rumbo.
Dentro del mundo de los negocios, posiblemente el movimiento que más se asemeja a la antifragilidad sea la gestión ágil, que tiene que ver principalmente con la descentralización y el empoderamiento de las personas que colaboran dentro de un proyecto. Brinda una enorme autonomía a los equipos de trabajo e individuos. No teme a los errores pequeños y recurrentes; sabe que a través de ellos se prepara para las amenazas mayores que usualmente causan estragos.
Colaboración
Existe una tendencia dentro de la gestión organizacional que cada vez gana más fuerza: la creación de valor para todos los ‘stakeholders’ o grupos de interés, como se conoce en nuestro idioma. Esta tendencia aboga por colaborar con diversos actores y a través de diversas disciplinas para lograr objetivos en común, ya que cada proyecto y/o emprendimiento afecta directa e indirectamente a un sinfín de individuos y grupos.
En ese sentido, la colaboración es un factor clave para que los emprendimientos sean exitosos. Esta requiere poseer diversas habilidades socio-emocionales. No es de extrañar, entonces, que en 2020, un metaanálisis haya encontrado que es mucho más importante para los emprendedores ser ágiles emocionalmente que inteligentes.
Los emprendedores exitosos también poseen capital social. Es decir, tienen vínculos estrechos en diversos ámbitos. No solo conocen a muchas personas, sino que también tienen relación con gente que a su vez está muy bien posicionada en su industria. Además, saben tender puentes entre grupos de personas y colaboradores. Todo eso los convierte en maestros del ‘networking’.
Experimentación
Los emprendedores son una especie de científico, porque les gusta poner a prueba sus hipótesis y supuestos, les encanta verse sorprendidos y no se cansan de aprender. Todo ello requiere una gran apertura a la experiencia. Saben que, en última instancia, el secreto de la creatividad radica en no dejar de exponerse a diversos escenarios e intentar una y otra vez solucionar distintos problemas.
La tolerancia al fracaso es el sello distintivo de aquellos que aman experimentar, pero esta es una habilidad que se aprende y desarrolla únicamente a través del tiempo, construyendo de a poco y aprendiendo de los fracasos. La mentalidad juega un papel fundamental para su desarrollo. En palabras de la psicóloga experta en desarrollo, Carol Dweck, las personas con mentalidad de crecimiento creen más en el trabajo duro que en el talento innato.
Cuando colaboran con otros, los emprendedores transmiten esta mentalidad, pues animan los demás a poner a prueba sus ideas y les dicen que no existe el fracaso, sino el aprendizaje. De hecho, ven al esfuerzo como un signo positivo de este proceso. Ven los problemas como una oportunidad, no como una barrera.
Este rasgo de la personalidad tiene una fuerte correlación con la mayoría de las competencias necesarias para triunfar dentro del mundo de los negocios hoy en día. Tiene que ver con la exploración, el querer conocer más sobre otros y el mundo, y la búsqueda de emociones y sensaciones fuertes. Dentro del emprendimiento, su valor es alto porque fomenta la creatividad, incrementa la motivación y la tolerancia al estrés, entre otras cosas.
Los emprendedores tienen, por lo general, 5 maneras de convertir la curiosidad en competencia:
- Trabajar en muchos proyectos, de preferencia en diferentes campos.
- Conocer a personas de diversos segmentos y distintas culturas.
- Colaborar en equipos de trabajo multiculturales y multidisciplinarios.
- Enfrentar diversos escenarios de negocios en diferentes industrias.
- Ser líderes de grupos grandes de trabajo.
La curiosidad, sin embargo, debe enfocarse. Trabajar en diversos proyectos a la vez puede resultar contraproducente. Mark Cuban, reconocido emprendedor, recomienda enfocarse en un pequeño nicho de mercado al emprender, para de ahí escalar. Uno de los métodos distintivos de la gestión ágil es la iteración, que tiene que ver con hacer mejoras graduales a los productos y servicios. Solo así se puede ir ganando participación de mercado, a través de una oferta siempre centrada en el cliente.
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